miércoles, 29 de febrero de 2012
On 0:02:00 by MARÍA SERRALBA in InfoBlog, Publicaciones
Hola amigos, hace poco os informaba referente a una apuesta que había hecho con mi amigo editor. Hoy, trás algunos meses de peleas con el corrector, al fin tengo una copia del borrador de mi libro entre mis manos, aunque todavía le quedan algunas matizaciones más para corregir, pero eso ya es minudencias... ¡Já, já, já!
Lo importante es que estamos cubriendo objetivos, así que en menos que canta un gallo, espero ofreceros la portada definitiva de A LA SOMBRA DE TU PIEL hecha por un magnífico fotógrafo y su "musa".
De momento no puedo desvelar más, pero lo que si os puedo asegurar es, que las ideas de este monstruo de la cámara nos han encantado y promete ser expectacular y muy, pero que muy sexy.
Contener la impaciencia al igual que estoy haciendo yo que ya falta poco.
Seguiremos en contacto amigos, hasta la vista.
M.S.
domingo, 26 de febrero de 2012
On 13:10:00 by MARÍA SERRALBA in Ventana Cultural Sin comentarios
Librería Borders - Glasgow |
Perteneciente a la megacadena Barners & Noble con sede en Michigan, la Librería BORDERS de Glasgow está ubicada en la Royal Exchange Square, un emplazamiento donde antes se vendía ganado y que con el paso del tiempo se ha convertido en centro neurálgico y de negocios de la ciudad: The Buchanan Street.
Con un vigilante de excepción como lo es la estatua ecuestre del Duque de Wellington en su centro, creada por el Barón Marrochetti en 1844 y erigida en memoria de los veteranos de la Batalla de Waterlooo, nos sorprendemos con la visión de un magnífico edificio de corte neoclásico con columnas coríntias que fue diseñado por Archibald Elliót, realizándolo durante la década del 1820 al 1830 para el Royal Bank, este edificio en la actualidad es la Librería BORDERS de Glasgow.
La peculiaridad de estas librerías es, que la gran mayoría de ellas al aprovechar edificaciones antiguas y repletas de artesonados y encanto, ofrecen al lector-turista un concepto mucho más enriquecido del mero hecho de localizar una interesante lectura. Allí, parece que el libro que estás buscando sea especial.
Desde 1998 en el que la Librería BORDERS abrió sus puertas como tal, no cesa de verse acudir a su establecimiento cientos de clientes que en algunas ocasiones, no pueden esperar la inquietud de leer sus adquisiciones y lo hace sentados en las mismas escalinatas del edificio, estampa que con el tiempo se ha convertido en algo pintoresco, dando un sello de identidad al lugar.
miércoles, 22 de febrero de 2012
On 13:39:00 by MARÍA SERRALBA in Ventana Cultural Sin comentarios
¡Un nuevo viaje nos espera, amigos!
El que lo desee, que suba conmigo al tren de los libros, porque en esta ocasión nos vamos hasta Alemania.
WÜNSDORF-WALDSTADT es una localidad alemana situada al sureste de Zossen en cuyas tierras, ahora encontraremos una combinación un tanto peculiar entre historia y cultura, ya que en otros tiempos, esta zona albergó durante 100 años una base militar que por avatares de la guerra, cambió de manos alemanas a rusas.
Con una capacidad inicial para 15.000 soldadados y dos campos de entrenamiento, WÜNSDORF-WALDSTADT se convirtió de la noche a la mañana, en una zona militarizada, llegando a albergar hasta a 40.000 soldados; todavía se hayan resto de bunkers de aquella época, como el UK20 utilizado por los soviético como parte de su defensa aérea, más bien conocido en la 2ª Guerra Mundial por el nombre de Zeppelin.
Con sus tres niveles, 261 mts. de largo y el inferior a una profundidad de 18 mts, este bunker además de servir para resguardarse de la contienda, también almacenó combustible nuclear; ahora es visitable.
Se decía que durante ese tiempo, las comunicaciones para la gente del lugar, así como los desplazamientos a Berlín era muy precarios, sin embargo, el contingente ruso disponía de un ferrocaril con línea directa hasta Moscú.
El 12 de Septimebre de 1998 se reabrió en WÜNSDORF-WALDSTADT la primera tienda de libros tras algunas remodelaciones, la cual abastecía a los militares a pesar de que, la gran mayoría de sus 100.000 ejemplares, estaban escritos en alemán. En algunas de estas librerías, en la actualidad, también venden billetes para excursiones, visitas guiadas y para transportes aéreos y marítimos.
martes, 21 de febrero de 2012
On 13:33:00 by MARÍA SERRALBA in LA TRASTIENDA Sin comentarios
Queridos amigos de este blog intercultural, hoy me gustaría mostraros una de mis joyas más preciadas.
Lo que me llevó a escribirla fue pensar, ¿qué sucedería si estos dos monstruos de la narrativa se hubiesen puesto en contacto en algún momento de sus vidas a través del espacio tiempo?
Con esa idea descabellada en mi cabeza, me puse manos a la obra y comencé a confeccionar, lo que sería un colérico monólogo del insigne Don Miguel de Cervantes Saavedra, en pleno arrebato de mal humor por ver que su contrincante, Don Arturo Pérez-Reverte, le estaba quitando protagonismo en el terreno profesional.
Cuando lo finalicé, creo que uno de mis personajes se metió tanto dentro de mí, que me infundió el valor suficiente para atreverme a enviárselo a D. Arturo Pére-Reverte directamente a su correo personal. Confieso que no esperaba respuesta alguna sin embargo, ¡increíble!; al cabo de unos días, mi correo no solo fue respondido por su asistente, sino que además, estaba enriquecido por unas amables palabras de puño y letra de Don Arturo.
Mi objetivo había sido alcanzado con creces y sobre todo, mi ego de escritora, que por aquel entonces empezaba a despuntar, aunque he de confesaros que todo ello me dio igual, porque lo realmente importante para mí fue comprobar que, "los grandes" también gozaban de ese don de la bondad y de la benevolencia ante los que todavía estábamos en fase de gestación.
Gracias, Don Arturo, por su amabilidad y a usted, Don Miguel, no se enoje tanto, ya que para todos, siempre es, y seguirá siendo, uno de los mayores referentes de la literatura española y mundial.
A vosotras me dirijo, ánimas de los moribundo, testigos silenciosos de mi turbación en esta noche de vela. No es tanto el soportar los dolorosos requiebros que me causa este cuerpo desvencijado, como el gran anhelo que desgarra mi interior y confunde mi intelecto, que no es otro que saber, que faz tiene ese valiente necio.
La complicidad de la noche ya dejada en el olvido, me hacía confidencias de enamorados cuando, entre letanías de borrachos de bodegones mugrientos y bendiciones donde me dispuse a ingerir brebajes de dudosa procedencia de los cuales hice debida cuenta, llegaban hasta mis cuellijuntos oídos, uno de los secretos más celosamente guardados: el existir de un varón de rango plebeyo, con paternidad Pérez y que aparejaba Reverte.
El hecho en sí de la existencia de otro "santo varón” sobre esta tierra extramuros, en sus comienzos no me causó ninguna turbación, ni un sin vivir aparente, más bien me permitió gozar de los parabienes de este terrenal paraíso, pero las lenguas pendencieras de frugales amistades, hurgaron más en la llaga de mi costal de penuria y deshonra, cuando gota a gota, derramaron su envenenado elixir en mi obnubilada mente.
"Dicen, que el infeliz es de rectilínea estatura -ni muy bajo, ni muy alto-, con los hombros situados en posición cardinal y con mirada escrutadora y perfil greco-romano". Estas y otras parecidas, fueron las asentadas que, como puñales, me fueron clavando a diestro y siniestro mientras con copa en mano, intentaba eludir mi profundo interés, cada vez mayor, por hallar el paradero del desconocido caballero. Pero permitidme que me centre en la villanía del intercepto para que así vuestras mercedes, puedan llegar a la mayor comprensión de mi tormento.
No contento con usurpar el legado de la Historia, ha osado también retarme a trazo con pluma y papel. Más allá de tener una comedida humildad hacia sus coetáneos, dicen las comadres, que el aludido se pavonea a mis espaldas de sus logros narrativos, empleándolos como el pendón nobiliario en lo alto del mástil de una fortaleza. Dicen que traza, con hábil destreza, escenas de luchas regias, lances entre caballeros por la disputa del amor de una doncella -como mi Dulcinea-, o malignas tramas palaciegas fraguadas entre las sombras y al amparo de nuestra impoluta Corte Española.
La lectura pausada de sus escritos, realizados todos ellos a vuela pluma de dudosa confección, ya que no emplea tintura para ello, ni apéndice cartilaginoso de ganso, como bien me han definido mis allegados; son magistrales, por ello, el simple hecho de pensar que yo, pueda valorarlos en tan alta estima solamente cuando me encuentro en mi cobarde clandestinidad, hace que se me tambaleen los cimientos de mi cordura.
¿Será valiente el bribón de gozar de éxito sin parangón, mientras en mi buhardilla de condenado por los hielos invernales, me quebrando el espinado en desarrollar con jocosa desenvoltura mi personaje magistral de El Quijote?
¡Ay! Quijote, mi estimado y alocado caballero de la triste figura y más triste porte, debes disculpar mi abandono a tu persona, pero ensimismado me encuentro en desvelar este entuerto que me ofrece la necedad. No temáis por mi buen juicio, el cual confío retorne en breve, pero hasta que ello llegue, permitidme pues a su merced, que le haga acompañar por su dócil y sumiso escudero Sancho, astuto donde los haya, pero intrincado en pensamiento, como el tembloroso pollino que hace tambalear con su desproporcionado peso en los caminos polvorientos y repletos de gigantes arremolinados de nuestra castiza España.
¡Pardiéz, cáspitas y mil demonios lo abrumen a ese insensato de Pérez!
Con que dicha sin parangón, lanzaría a los cuatro vientos estas mismas palabras, si por ello, no fueran consideradas sacrilegio. Pero juzguen ustedes mismos, mis honorables señores, si no es digno de condena el cometer dicha acción ante un varón de mi talla.
¡Que la mismísima Santa se lo lleve a mazmorras de otro mundo y lo deje en el olvido después de su Inquisición!
Pero..., ¿cómo soy tan osado de pensar que, el citado condenado, pueda tener esa clase de fortuna? ¿Estaré siendo arrastrado a cometer pecado?
Tan cierto como que veo mi callosidad en el dedo grueso de mi pié izquierdo, les puedo asegurar que, lo que ese Pérez-Reverte tiene, sin temor a estar herrado, es a todo el mundo metido en sus alforjas y éstas, repletas hasta los costurones, de doblones de la Corona mientras yo, sigo aquí, respirando entre penurias y hambrunas, con harapienta aunque digna vestimenta de varón de reconocidos pensamientos, aunque menos hábiles acciones, pero a pesar de todo íntegro e impoluto, como la cabalgada de hormigas que configuran la regia perilla de mi barba.
A vuestras mercedes confieso, que mis días se amotinan como marinos en una barcaza en zozobra y que para su bien, el villano no se ha dejado ver en todo este tiempo y eso que lo he buscado hasta en lugares donde el varón pierde su honra, pero nada, como si se lo hubiese tragado la misma tierra, hecho que en parte celebro, ya que de ser visto con sus zanquilargos andares pisando el polvo de mis caminos, mis manos precederían a mis impulsos más insospechados y ¡Dios me perdone!, pero no daría fe de contenerme hasta llevar a cabo una vil fechoría.
Cada cuento, cada historia suya, es como un reflejo de las mías, a pesar de que en ellas se denote un gran conocimiento de mis gentes y mis vivencias. Si lo tuviese ante mí, le diría: “Preste atención su merced a este hombre, que sin refajos ni entorchados y a pesar de no ser dueño de acero templado, ni blasón donde mi honrosa labor sea hondeada en la misma dirección que lo hiciera la rosa de los vientos, sí que poseo mi pluma afilada y mi tilde poco benévola como arma, y como escudo, la experiencia que hace el andar por estos maltrechos caminos de nuestra castiza tierra, con las plantas de mis pies descalzas del estupor de ser testigo de lances malparados y esquivos encuentros con aquellos que, sin previo aviso, acuden a mí a ponerme antes de tiempo la mortaja.
Pero ¿qué digo? Hay que ver, por un instante me había sentido ya derrotado por él en mis sueños, olvidando mi inicial juramento de que: “mientras no halle al saqueador, no cesaré en mi misión, aunque la vida me vaya en tal empeño”.
Dice llamarse Pérez-Reverte y tener raíces históricas, al igual que un caballero de cruzadas o de maltrechas aventuras. También dice ser conocedor de países, continentes y rutas prohibidas. No se doblega ante nada, ni ante este servidor que recibe sus agravios con estupor, a pesar de ser un viejo hidalgo. Que cruel altanería la suya al describir mis escenarios de la cotidiana vida, como si fueran propios. La osadía de imitar mis escritos con burda sabiduría de zagal en años tempranos debería tener pena capital, ya quedó dicho.
¡Villano!, ¡usurpador!, ¡rufián de la prosa narrativa!
Ojala quiera el destino, que tu camino y el mío se crucen algún otro día, así notará sobre su faz la caricia áspera de mi guante y nuestro duelo será sin tregua, a muerte, como los de Honor y Gloria. Si dice ser caballero de intachable conducta, requiebre pues su corcel a otros fueros, porqué esta España ya tiene dueño. Aquí me gestó mi madre, aquí solo hay un Dios verdadero y ese soy yo: Cervantes, y aunque sea afortunado por tener entre su servidumbre al mismísimo Clero, ándese con cautela pendenciero, porque el que rubrica ésta, no es ningún Santo a pesar de nombrarse Miguel. He dicho.
Autora: © María Serralba
Don Quijote de la Mancha - M.Cervantes |
Lo que me llevó a escribirla fue pensar, ¿qué sucedería si estos dos monstruos de la narrativa se hubiesen puesto en contacto en algún momento de sus vidas a través del espacio tiempo?
Con esa idea descabellada en mi cabeza, me puse manos a la obra y comencé a confeccionar, lo que sería un colérico monólogo del insigne Don Miguel de Cervantes Saavedra, en pleno arrebato de mal humor por ver que su contrincante, Don Arturo Pérez-Reverte, le estaba quitando protagonismo en el terreno profesional.
Cuando lo finalicé, creo que uno de mis personajes se metió tanto dentro de mí, que me infundió el valor suficiente para atreverme a enviárselo a D. Arturo Pére-Reverte directamente a su correo personal. Confieso que no esperaba respuesta alguna sin embargo, ¡increíble!; al cabo de unos días, mi correo no solo fue respondido por su asistente, sino que además, estaba enriquecido por unas amables palabras de puño y letra de Don Arturo.
Mi objetivo había sido alcanzado con creces y sobre todo, mi ego de escritora, que por aquel entonces empezaba a despuntar, aunque he de confesaros que todo ello me dio igual, porque lo realmente importante para mí fue comprobar que, "los grandes" también gozaban de ese don de la bondad y de la benevolencia ante los que todavía estábamos en fase de gestación.
Gracias, Don Arturo, por su amabilidad y a usted, Don Miguel, no se enoje tanto, ya que para todos, siempre es, y seguirá siendo, uno de los mayores referentes de la literatura española y mundial.
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DELIRIO DE UN ARTISTA
Cervantes Vs Pérez-Reverte
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¡Pardiez, cáspitas y mil demonios lo abrumen hasta el mismísimo fondo de las marismas!A vosotras me dirijo, ánimas de los moribundo, testigos silenciosos de mi turbación en esta noche de vela. No es tanto el soportar los dolorosos requiebros que me causa este cuerpo desvencijado, como el gran anhelo que desgarra mi interior y confunde mi intelecto, que no es otro que saber, que faz tiene ese valiente necio.
La complicidad de la noche ya dejada en el olvido, me hacía confidencias de enamorados cuando, entre letanías de borrachos de bodegones mugrientos y bendiciones donde me dispuse a ingerir brebajes de dudosa procedencia de los cuales hice debida cuenta, llegaban hasta mis cuellijuntos oídos, uno de los secretos más celosamente guardados: el existir de un varón de rango plebeyo, con paternidad Pérez y que aparejaba Reverte.
El hecho en sí de la existencia de otro "santo varón” sobre esta tierra extramuros, en sus comienzos no me causó ninguna turbación, ni un sin vivir aparente, más bien me permitió gozar de los parabienes de este terrenal paraíso, pero las lenguas pendencieras de frugales amistades, hurgaron más en la llaga de mi costal de penuria y deshonra, cuando gota a gota, derramaron su envenenado elixir en mi obnubilada mente.
"Dicen, que el infeliz es de rectilínea estatura -ni muy bajo, ni muy alto-, con los hombros situados en posición cardinal y con mirada escrutadora y perfil greco-romano". Estas y otras parecidas, fueron las asentadas que, como puñales, me fueron clavando a diestro y siniestro mientras con copa en mano, intentaba eludir mi profundo interés, cada vez mayor, por hallar el paradero del desconocido caballero. Pero permitidme que me centre en la villanía del intercepto para que así vuestras mercedes, puedan llegar a la mayor comprensión de mi tormento.
No contento con usurpar el legado de la Historia, ha osado también retarme a trazo con pluma y papel. Más allá de tener una comedida humildad hacia sus coetáneos, dicen las comadres, que el aludido se pavonea a mis espaldas de sus logros narrativos, empleándolos como el pendón nobiliario en lo alto del mástil de una fortaleza. Dicen que traza, con hábil destreza, escenas de luchas regias, lances entre caballeros por la disputa del amor de una doncella -como mi Dulcinea-, o malignas tramas palaciegas fraguadas entre las sombras y al amparo de nuestra impoluta Corte Española.
La lectura pausada de sus escritos, realizados todos ellos a vuela pluma de dudosa confección, ya que no emplea tintura para ello, ni apéndice cartilaginoso de ganso, como bien me han definido mis allegados; son magistrales, por ello, el simple hecho de pensar que yo, pueda valorarlos en tan alta estima solamente cuando me encuentro en mi cobarde clandestinidad, hace que se me tambaleen los cimientos de mi cordura.
¿Será valiente el bribón de gozar de éxito sin parangón, mientras en mi buhardilla de condenado por los hielos invernales, me quebrando el espinado en desarrollar con jocosa desenvoltura mi personaje magistral de El Quijote?
¡Ay! Quijote, mi estimado y alocado caballero de la triste figura y más triste porte, debes disculpar mi abandono a tu persona, pero ensimismado me encuentro en desvelar este entuerto que me ofrece la necedad. No temáis por mi buen juicio, el cual confío retorne en breve, pero hasta que ello llegue, permitidme pues a su merced, que le haga acompañar por su dócil y sumiso escudero Sancho, astuto donde los haya, pero intrincado en pensamiento, como el tembloroso pollino que hace tambalear con su desproporcionado peso en los caminos polvorientos y repletos de gigantes arremolinados de nuestra castiza España.
¡Pardiéz, cáspitas y mil demonios lo abrumen a ese insensato de Pérez!
Con que dicha sin parangón, lanzaría a los cuatro vientos estas mismas palabras, si por ello, no fueran consideradas sacrilegio. Pero juzguen ustedes mismos, mis honorables señores, si no es digno de condena el cometer dicha acción ante un varón de mi talla.
¡Que la mismísima Santa se lo lleve a mazmorras de otro mundo y lo deje en el olvido después de su Inquisición!
Pero..., ¿cómo soy tan osado de pensar que, el citado condenado, pueda tener esa clase de fortuna? ¿Estaré siendo arrastrado a cometer pecado?
Tan cierto como que veo mi callosidad en el dedo grueso de mi pié izquierdo, les puedo asegurar que, lo que ese Pérez-Reverte tiene, sin temor a estar herrado, es a todo el mundo metido en sus alforjas y éstas, repletas hasta los costurones, de doblones de la Corona mientras yo, sigo aquí, respirando entre penurias y hambrunas, con harapienta aunque digna vestimenta de varón de reconocidos pensamientos, aunque menos hábiles acciones, pero a pesar de todo íntegro e impoluto, como la cabalgada de hormigas que configuran la regia perilla de mi barba.
A vuestras mercedes confieso, que mis días se amotinan como marinos en una barcaza en zozobra y que para su bien, el villano no se ha dejado ver en todo este tiempo y eso que lo he buscado hasta en lugares donde el varón pierde su honra, pero nada, como si se lo hubiese tragado la misma tierra, hecho que en parte celebro, ya que de ser visto con sus zanquilargos andares pisando el polvo de mis caminos, mis manos precederían a mis impulsos más insospechados y ¡Dios me perdone!, pero no daría fe de contenerme hasta llevar a cabo una vil fechoría.
Cada cuento, cada historia suya, es como un reflejo de las mías, a pesar de que en ellas se denote un gran conocimiento de mis gentes y mis vivencias. Si lo tuviese ante mí, le diría: “Preste atención su merced a este hombre, que sin refajos ni entorchados y a pesar de no ser dueño de acero templado, ni blasón donde mi honrosa labor sea hondeada en la misma dirección que lo hiciera la rosa de los vientos, sí que poseo mi pluma afilada y mi tilde poco benévola como arma, y como escudo, la experiencia que hace el andar por estos maltrechos caminos de nuestra castiza tierra, con las plantas de mis pies descalzas del estupor de ser testigo de lances malparados y esquivos encuentros con aquellos que, sin previo aviso, acuden a mí a ponerme antes de tiempo la mortaja.
Pero ¿qué digo? Hay que ver, por un instante me había sentido ya derrotado por él en mis sueños, olvidando mi inicial juramento de que: “mientras no halle al saqueador, no cesaré en mi misión, aunque la vida me vaya en tal empeño”.
Dice llamarse Pérez-Reverte y tener raíces históricas, al igual que un caballero de cruzadas o de maltrechas aventuras. También dice ser conocedor de países, continentes y rutas prohibidas. No se doblega ante nada, ni ante este servidor que recibe sus agravios con estupor, a pesar de ser un viejo hidalgo. Que cruel altanería la suya al describir mis escenarios de la cotidiana vida, como si fueran propios. La osadía de imitar mis escritos con burda sabiduría de zagal en años tempranos debería tener pena capital, ya quedó dicho.
¡Villano!, ¡usurpador!, ¡rufián de la prosa narrativa!
Ojala quiera el destino, que tu camino y el mío se crucen algún otro día, así notará sobre su faz la caricia áspera de mi guante y nuestro duelo será sin tregua, a muerte, como los de Honor y Gloria. Si dice ser caballero de intachable conducta, requiebre pues su corcel a otros fueros, porqué esta España ya tiene dueño. Aquí me gestó mi madre, aquí solo hay un Dios verdadero y ese soy yo: Cervantes, y aunque sea afortunado por tener entre su servidumbre al mismísimo Clero, ándese con cautela pendenciero, porque el que rubrica ésta, no es ningún Santo a pesar de nombrarse Miguel. He dicho.
Rúbrica de D. Miguel de Cervantes y Saavedra |
Autora: © María Serralba
Nota: La totalidad del escrito está protegido por la Ley de Propiedad Intelectual, se ruega en caso de reproducción, total o parcial, se haga constar a la autoría del mismo. Gracias
jueves, 16 de febrero de 2012
On 13:41:00 by MARÍA SERRALBA in ENTRE AMIGOS Sin comentarios
Hola a todos, de nuevo traigo al micro espacio ENTRE AMIGOS a un de nuestros colaboradores, Julio César Melchior de Pueblo Santa María - Pcia. de Buenos Aires (Argentina), para que disfruten con su tierno poema.
A la luz de la luna
Esculpida su piel
en sensualidad y miel,
a la luz de la luna
luce toda su fortuna
Se entrega al amor
-fiebre y calor-.
Gime de placer:
se deja querer.
Suave y ardiente
-brasa caliente-.
besa a quien la adora
en sensualidad y miel,
a la luz de la luna
luce toda su fortuna
Se entrega al amor
-fiebre y calor-.
Gime de placer:
se deja querer.
Suave y ardiente
-brasa caliente-.
besa a quien la adora
y dulcemente la desflora.
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