Escribir en tiempos de COVID 19

Empieza un nuevo día como otro cualquiera, pero ya no lo es para ti. El día anterior me encontraba  desarrollando mis tareas, en mi puesto de trabajo, y el "positivo" en una PCR me cambió la vida. Un 20 de enero, noche cerrada, entraba a mi domicilio con la extraña sensación de que era una intrusa. Mi familia, alertada por mi, permaneció escondida en otras estancias de la casa para evitar cualquier tipo de contacto. Me escucharon pasar por delante de sus puertas, como pasaba la peste en la película de "Los 10 mandamientos" del director Cecil B. DeMille, silenciosa, cautelosa, y con pesar de saber que lo que portaba podía resultar letal, no solo para mí, sino también para ellos.

¿Síntomas? Los hubo y de todo tipo, y junto a estos, una nueva sensación que hasta entonces no había experimentado, la del "confinamiento voluntario". Nunca había sabido lo que medía mi habitación, ahora ya lo se, 3 x 4 =12 mtrs. cuadrados. Por mi mente ha pasado de todo: desde pensar que no la contaría, a imaginar cómo estarían pasándolo otras personas, menos afortunadas que yo, que habían tenido que ser entubadas y que antes que eso, se habían despedido de sus familias por si no volvían a verles con vida. No quise escuchar noticias durante ese tiempo, ni ver televisión (no la tenía), tan solo mantenía próximo a mi el móvil, tal como me indicó el médico, por si la situación cambiaba y, de la noche a la mañana, tenían que llevarme al hospital. Recibí llamadas de familiares, amigos y conocidos. Igual eché en falta alguna más, pero ya no llevaba la cuenta, mis cuentas estaban puestas en los números de mi calendario, que me marcaba cuándo tendría la próxima cita telefónica con el médico o, una nueva analítica.

Mi "hábitat" durante este mes ha sido mi refugio. Descubrí que el ángulo que forman mis dos ventanas, con unas vistas a una calle muy concurrida, aunque carente totalmente de encanto, la mires por donde la mires, era sumamente acogedor. ¡Por suerte! en un cuarto continuo, además del cuarto de baño (sumamente imprescindible en estos casos), tenía mis cosas de escritura (un ordenador, una mesa plegable de playa, varios cables de conexión eléctrica, bolígrafos, unos auriculares y libretas), así que el resto ya os lo podéis imaginar. De la noche a la mañana me había convertido en una superviviente y mi cuarto, en "mi isla". Me puse manos a la obra y empecé a crear un micro mundo desde el cual ir superando, día a día, todos los avatares de esta Pandemia. Pensé que en estos casos lo mejor sería tener una rutina a seguir o la cabeza terminaría por divagar, así que de buena mañana, por no decir de madrugada, porque el insomnio también fue uno de esos síntoma, tras mi aseo personal, hacía algunas flexiones (si la fiebre, los dolores de huesos o el ánimo me lo permitían), desinfectaba toda la estancia y me sentaba un rato a escribir. ¿Los alimentos?, pasaban en una bandeja a través de una ventana, y del mismo modo desaparecían, a veces casi sin tocar.

Pero, cuando pasas tantas horas sola, el tiempo se te hace eterno. Y no sé cómo sucedió, la cuestión es que me vi evaluando el publicar una de mis novelas, y creo que el pensamiento que me hizo tomar dicha decisión fue saber, que igual no habría salido de esta para contarlo si no fuese por dicha razón. Así pues me puse manos a la obra, nunca mejor dicho.

DA TIEMPO AL AMOR se convirtió en mi compañera. A pesar de haber sido escrita hace ya cinco años, a mi regreso de un tour literario por tierras palentinas, al parecer ella también se tomó un tiempo para conquistarme, y este llegó en pleno confinamiento. La retomé no como escritora, sino como lectora. Cada tarde un capítulo, unas líneas, una escena, una reflexión final y una corrección. Y así fueron pasando los días, las horas, los minutos y segundos, mientras el mundo, fuera de mis 12 metros de isla, se iba deteriorando inexorablemente. Más análisis serológicos, más pruebas PCR y vuelta a empezar. Todavía seguía siendo positiva.

Pero como todo en la vida, esto también tendría un comienzo y un final. El día 19 de febrero, me notificaban la feliz noticia: ¡ya eres negativa!, y lo primero que hice fue salir corriendo al comedor, todavía con la mascarilla puesta debido a la costumbre, y ver a mi familia que me estaba esperando con los brazos abiertos para fundirnos en un abrazo. Lágrimas, risas y muchas sensaciones se mezclaron en aquel instante y sobre todo, la de saber que ya estaba de vuelta en casa, y que podría convivir con ellos como uno más.

Dicen que tras la tormenta llega la calma, pero qué clama, señores. El Covid 19 deja secuelas, algunas no son visibles, como las psicológicas; las fobias y el temor de que si sales a la calle, puedas volver a traer el "bicho" a casa, es algo que no se me quita de la cabeza, pero sé que lo iré superando, mientras tanto,  aquí tenéis este breve relato de lo que supuso para mi dicha experiencia, tanto como ser humano, como escritora, que volvió a renacer de sus cenizas cual Ave Fénix.

©María Serralba

PROYECTO MARÍA SERRALBA Cultura solidaria

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DA TIEMPO AL AMOR y su cita con los medios.

Arrancamos y lo hacemos con mucha fuerza. Mi nueva novela DA TIMEPO AL AMOR empieza a mostrarse en los medios de comunicación y lo hace de forma solidaria. Con ella me he implicado en una campaña que ayudará en primer lugar, a la @Asociación "Lola busca nueva imagen", que apoya a familiares de niños con cáncer y enfermedades raras. Seguidnos y enteraros de qué va este bonito proyecto, el 8º de mi plataforma cultural solidaria @PROYECTO MARÍA SERRALBA.

¡Deseadnos suerte que la necesitaremos!

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Los cuentos, cuentos son.

Comparto con vosotros este bello fragmento de la ópera de Offenbach, de "Los cuentos de Hoffmann", cantado por la "autómata" Olympia (Patricia Janecková), para suavizar la situación en la que estamos inmersos.

En el ambiente se respira el temido Covid19, pero también otra clase de virus que es el de la impotencia. La misma impotencia que sentimos la mayoría al saber que unos títeres, manejando hilos gubernamentales, pretenden guiarnos por una situación de dimensiones catastróficas para la que nadie estaba preparado. Y, en lugar de actuar de forma honesta con la población y demostrarnos que merecen estar donde están: le restan importancia al asunto, actúan fuera de tiempo, ahorran medios económicos y adquieren material defectuoso para ser utilizado por los que tienen que estar en primera línea de batalla. Y, si eso fuese poco, acortan los plazos preventivos en pro de normalizar el ámbito económico, para así dar sensación de control, aunque... si leen entre líneas, en verdad es para no sumar una crisis más a las que ya han provocado con su consabida mala gestión. ¡Vergonzoso!

Escuchar a diario porcentajes de contagios, fallecidos o recuperados, nos está haciendo insensibles. Está de más recordarles que, tras cada número, hay o había una vida humana, y, las que han sido sesgadas por la pandemia, dejan tras de sí, una gran estela de desesperanza difícil de sobrellevar por los que todavía permanecen vivos en su entorno. Los que dicen estar sanos, científicamente no está del todo claro, podrían remitir si todos bajamos la guardia demasiado pronto. No hay que olvidar que estamos tratando con un virus de fabricación "casera", un arma química qué ni los mismo que lo crearon saben encontrar una solución. Cuando el individuo es receptor, le acechará mientras viva, prueba de ello, los otros virus que están en circulación y que, a pesar de los avances médicos y el esfuerzo diario empleado por la comunidad científica, siguen sin ser erradicados, en todo caso, aletargados.

Cuidaros mucho, amigos míos, y jugando con las palabras de Napoleón Bonaparte de que, "El éxito será de los más perseverantes", en este caso os digo que la clave del éxito del perseverante será preservar su propia vida.

María Serralba

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PALACIOS TRANSPARENTES.- Palacio de Maisonnave

Hace unos días nos adentrábamos en uno de los Palacios Transparentes que se ha recuperado en Alicante, pues bien, siguiendo en la misma Calle Labradores, os voy a presentar otro, el Palacio de Maisonnave; pero antes permitidme que os ponga en antecedentes de quienes eran sus propietarios y cómo se vivía disfrutando de una edificación de tales características.

Sobre la edificación comentaros que se construyó a finales del s.XVII y principios del XVIII. Sus propietarios fueron la familia O´Gorman, de origen irlandés, seguro que os sonará de mi reseña anterior sobre el Palacio El Portalet, aunque sus últimos propietarios resultaron ser la familia de origen francés, Maisonnave, concretamente don Eleuterio Maisonnave, que lo adquirió durante su gestión como alcalde de nuestra ciudad, en tiempos de la I República Española, y por último la familia Llorca-O´Connor, quienes la habitaron hasta que a finales de los 80 pasó a ser adquirida por el Ayuntamiento.

Muchos de nosotros, al pasar junto a las fachadas de estas viviendas, no nos hemos parado a observar el motivo por el cuál ambas esquinas están reducidas, pues bien, la solución se remonta al pasado. Antiguamente se empleaba como medio de transporte los coches de caballos, así que se hacían estas reducciones en las paredes para facilitar el paso de los carruajes.

El uso actual del Palacio Maisonnave está destinado al Archivo Municipal, realizando la labor de recepción, conservación y difusión de los documentos que le confía la Administración, y regulando también su posible exposición a la ciudadanía.

Al realizar las excavaciones pertinentes para comprobar si sus cimientos estaban firmes, se descubrió un hallazgo singular, una necrópolis tardorromana de los s. V y VI, lo cual retrasó la remodelación del edificio dando prioridad al análisis de los diversos cadáveres. ¡Imaginaos la cara de sorpresas de los técnicos ante tan valioso descubrimiento! En la actualidad dos de dichos esqueletos están expuestos en urnas de cristal en la zona de consulta del archivo, a la vista de todos los que acudimos allí en busca de alguna información, hasta podría decirse que están en la Gloria, debido al obligado silencio.

Volviendo a la contracción, si os dais cuenta guarda cierta similitud tanto en su distribución como en su decoración con respecto al Palacio de  El Portalet.

Entre su contenido podremos hallar valiosos documentos manuscritos (privilegios, cartas reales, bandos, expedientes, etc.), así como gráficos y otro tipo de material que se custodia desde el s. XIII. 

A título de información adicional os diré que en la antigüedad, existían los códices que resultaban ser unos manuscritos con perfección estética tanto en su encuadernación, escritura, como en sus acabados. La temática de los mismo solía ser variada, a pesar de estar catalogada en dos grandes grupos: los que tocaban temas de filosofía, ocio, literatura, religión, astronomía, etc., y los que recopilaban los llamados códices diplomáticos. Precisamente a este último grupo pertenece el libro de los primitivos Privilegios de Alfonso X el Sabio a la ciudad de Alicante (siglo XIII) y el privilegio de Fernando II el Católico otorgando el titulo de ciudad a la villa de Alicante, fechado el 26 de julio de 1490, en Córdoba. En él encontraremos registros llamados cartularios, de asuntos tratados con el Vaticano y con la Corona de Aragón.

Los registros cartularios, ya fueran eclesiásticos, corporativos o particulares, eran cartas dirigidas a diversos destinatarios, de contenido jurídico, donde se expresaba ciertas reglas destinadas a servir de referencia. El cartulario del que os hablo se encuentra en el grupo catalogado como corporativos y se compone de dos volúmenes: uno, habla sobre el concejo de Orihuela y el otro sobre el de Alicante. Ambos están realizados en el s.XIII. Se trata de un recopilatorio de privilegios, exenciones y franquicias concedidas por los reyes y se confeccionaba en la cancillería regia (oficina real de expedición de documentos). Tras su elaboración eran presentados por el mismo concejo, a petición del monarca, y eran ellos mismos los que los aprobaban.

Las hojas, en la parte inferior central, tenían un orificio en forma de rombo del que pendían las cintas que portaban el sello. Su confección consistía en un encuadernado en piel sobre tabla. Escrito sobre pergamino, excepto el índice que está escrito sobre papel. Constaba de 42 folios. Escritura gótica con factura castellana que es la que predominaba en el manuscrito, junto a dos cursivas librarias (una aragonesa y otra castellana). 

Una vez aprobados, se guardaban a cal y canto en el «arca de las tres llaves». En este punto me vais a permitir que realice un breve paréntesis ya que curiosamente, a pesar de que dicho documento se halla protegido en el Archivo Municipal, recientemente y por casualidad, encontré el cofre de las tres llaves muy cerca de su ubicación, concretamente en el Palacio de El Portalet, o uno de similares características y función.

La importancia de los mismos es tanta, que los documentos originales procedentes de la cancillería anfonsí, han desaparecido y solo sabemos de su existencia por este cartulario, pieza clave para la reconstrucción y estudio de la historia de Alicante.

Es otro punto más a visitar si un día te haces pasar por turista, además puedes aprovechar dicha visita para consultar cualquier tipo de información referente a la ciudad de Alicante y por supuesto, para ver el Libro de los Privilegios.

Con Susana Llorens Ortuño, directora-archivera a cargo del Archivo Municipal de Alicante

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PALACIOS TRANSPARENTES.- Palacio El Portalet

PALACIOS TRANSPARENTES (Palaus Transparents), es un programa de restauración y
aprovechamiento de edificaciones antiguas, puesto en marcha por la administración pública, con la intención de abrir las puertas de estos magníficos edificios a la ciudadanía y al mismo tiempo conocer mejor las instituciones y sus funciones.

El Palacio El Portalet, de Alicante, forma parte de dicho programa junto a otros veintiséis edificios ubicados en diversas poblaciones de la Comunidad Valenciana, pero hoy permitid que os hable de este en concreto y de alguna cosilla más.

Detalle decoración cornisa fachada principal

Repasando un poco la historia deciros, que en la calle donde está situado el Palacio El Portalet, llamada Calle Labradores a partir del s.XVII, ya que anteriormente su nombre en verdad fue Carrer Mossen Mingot, era donde vivían los comerciantes y ciudadanos de cierta posición, aunque no eran nobles, por ello, y a pesar de tener escudos nobiliarios en sus fachadas, ninguno de ellos ostentaba armas.

Mapa de Alicante con señalización de dirección
donde impactaron los proyectiles por ambos bandos.

Esta misma calle en sí es una veta histórica de nuestra ciudad, aunque muy pocos saben la importancia que tuvo en otra época. En el subsuelo y en las inmediaciones del mismo, existió una Necrópolis cuyos restos (la gran mayoría niños menores de 15 años y en general, con un alto índice de desnutrición debido a la hambruna de aquellos tiempos, y adultos con rasgos anatómicos de haber sido trabajadores del campo), han dado pie a ciertas conjeturas sobre los verdaderos orígenes de Alicante, pudiéndose datar los escasos accesorios y joyas que formaban parte del ajuar de sus tumbas, a siglos anteriores a la fundación de la Medina Laqant por los musulmanes tras el pacto del rey Teodomiro en el s.VIII, es decir, sobre los s.V-VI.

El palacio barroco de "El Portalet" está construido con piedra de San Julián, una calcarenita porosa de uso local presente en muchos de los edificios del Alicante antiguo, incluso en algunos mausoleos que ocupan el Cementerio Municipal de Ntra. Sra. del Remedio. Su fachada, de sillería y balcones con enrejados alicantinos, tanto en su interior como en su exterior, fue construída en el s. XVIII y adquirido a finales del s. XIX por dos familias de rango abolengo como los Maisonnave y los O´Connor, aunque en principio perteneció a la de origen irlandés O´Gorman.

Como edificación sirvió para diversos cometidos: sede del Partido Republicano Federal, en 1897; oficina principal del Montepío Mercantil Provincial y sede de la Sociedad Filarmónica durante el período del 1900 al 1965. En la actualidad acoge un centro de interpretación del propio edificio y del centro histórico alicantino. Tened en cuenta que la posición social en este tipo de familias, solía venir reflejada en todas sus facetas, tanto a nivel personal, por los estudios o cargos que ostentaban sus componentes, como por la apariencia de las viviendas. Muchos de estos palacetes destinaban sus estancias inferiores a realizar gestiones comerciales, zonas de almacenamiento de mercancía, despachos para las transacciones y operaciones, etc., y en las superiores vivían sus propietarios y era donde se desarrollaba la actividad social (bailes, reuniones familiares, encuentros culturales, etc.).

La distribución interior nos transporta a otra época. Sus arcos de grandes dimensiones y sus muros con bloques de piedra de un grosor considerable, le dan sensación de robustez. Las estancias privadas son difíciles de imaginar por la escasez de mobiliario y enseres, pero el haber visitado otras viviendas de corte similar han ayudado a mi imaginación.

Arcón de tres cerraduras

Esa misma imaginación me ha invitado a pensar cómo sería el día a día en una casa como esta, con sus pavimentos, artesonados de madera como los de la Sala Noble, con ornamentos antropomórficos y vegetales, y sus ángeles anunciadores que, supuestamente, arroparían una enorme y magnífica lámpara de lágrimas de cristal, ahora inexistente.

Detalle del techo de marquetería en madera del salón pequeño.

Cosas que me llamaron mucho la atención:

• La impresionante pared empedrada que se ve al fondo de la vivienda, en la zona del lucernario, y que no posee indicación alguna a pesar de ser para mí, una de las piezas más llamativas del lugar, al formar parte del conjunto de murallas defensivas que ordenara levantar Jaime II, las cuales rodearon nuestra ciudad, y a la que estaba aneja la puerta o "portalet" que da nombre a dicho palacio.

• La altura de los peldaños de sus escaleras, en el recibidor principal, son más elevados de lo que tenemos por costumbre subir en cualquier domicilio.

• La placa metálica en forma circular situada en la parte superior de la puerta principal, donde se lee la inscripción "Día Seguros".

• El aldabón de la puerta con cabeza leonada y sus cerraduras; ojalá localizaran y expusieran sus llaves, deberían de ser un trabajo magnífico a la par de enormes.

Aldabón y cerraduras puerta
principal Palacio El Portalet

En resumen, la visita bien vale la pena en muchos aspectos, pero sobre todo, porque acudiendo a estos lugares podemos admirar el magnífico trabajo de restauración que han realizado profesionales como Ricardo Miñana, arquitecto responsable de la obra, y Vicente Ramos, jefe de equipo de aparejadores para recuperar vestigios de nuestra historia y permitirnos su acceso.

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