martes, 11 de febrero de 2014
On 12:43:00 by MARÍA SERRALBA in Historias urbanas Sin comentarios
Cuando alguien a tu lado te dice: "Voulez-vous prendre un chardonnay?", además de resultarte un tanto extraño el ofrecimiento, tu mente, automáticamente cataloga dicha invitación como sinónimo de lujo y glamour, y no es para menos. Una botella de champaña Chardonnay, de una añada del 2004, puede alcanzar en el mercado fácilmente el precio de 190€ ¡¡ la botella !!, para que luego digan que la uva no está por las nubes.
Y también has de tener claro, que, el que te está diciendo eso, no te está invitando a un simple vino blando de mesa, y no lo digo por su astronómico precio, sino que tras él tiene una historia y que su procedencia es de Tierra Santa, ¿cómooo? Tranquilos, ya sabía yo que no me ibais a creer, así que a continuación os explicaré el porqué de mi afirmación, pero antes permitid que os ofrezca algunas de las curiosidades a colación del tema que estamos tratando hoy.
El vino Chardonnay, tal como se conoce, podríamos decir que es un vino relativamente joven, ya que a raíz de la plaga de filoxera que arrasó las cepas europeas en el s.XIX, los vinicultores no tuvieron más remedio que ingeniárselas como pudieron y probar a injertar cepas de procedencia americana a las pocas europeas que se salvaron de la devastación.
Está de más el decir que el mercado del vino es una importante fuente de ingresos económicos para el país que se mueva en ese terreno, pero además, antes de el producto final, el brebaje en sí, no nos olvidemos que hay toda una cadena de elaboración que vive de él y no solo eso, sino que obtiene de su fruto beneficios más allá de los materiales.
Las uvas claras y soleadas que dan ese toque tan peculiar al Chardonnay, también son apreciadas por otros aspectos.
El fruto en sí es rico en Vitamina C y sumamente nutritivo. Dentro del terreno de la gastronomía, y cada vez más en la alta cocina o cocina de diseño, se puede encontrar tanto el fruto como el producto final, como complemento en aderezos de salsas, maridajes de alimentos, ingrediente de algún cóctel o bien, como protagonista principal de un exquisito pastel, pero sus cualidades van mucho más allá de los fogones o de las bodegas.
En el terreno de la salud, la uva, cuando se ha secado y se convierte en lo que todos conocemos como uva pasa o sultana, es empleada en medicina popular para pectorales. Los granos jóvenes, triturados y convertidos en zumo, son un remedio estupendo para soportar las altas temperaturas del verano por su cualidad refrescante y cuando están maduros tienen propiedades laxantes.
Pero para que sepáis que de las cepas es todo aprovechable, no solo su fruto, los pámpanos y brotes tiernos, ricos en taninos y antocianos, se pueden emplear como astringente contra diarreas y hemorragias nasales (en forma de polvo). El agua de su cepa que brota en primavera tiene cualidades diuréticas y si todo ello fuese poco, tras el proceso de fermentación también podemos obtener de ella alcohol y vinagre.
Después de toda esta disertación, lo que en realidad me ha resultado curioso es lo siguiente:
¿Sabíais que fueron los cruzados de Palestina, los que llevaros sus granos desde Tierra Santa hasta la región de Borgoña?
Si analizamos detenidamente las cualidades que ha de reunir el terreno para el cultivo de esta variedad, lo que os he dicho no es tan descabellado, ya que esta uva blanda necesita de suelos compuestos en su mayor parte por piedra caliza y arcilla, y Jerusalén es muy rica en ello.
Pero esto que os digo no es una simple casualidad, o un idea que me ha venido a la cabeza repentinamente, hay estudios históricos que corroboran dicha información y si con ello no quedáis satisfechos, os desvelaré su secreto.
Los caballeros cruzados llamaron a estas semillas "Porte de Dieu", cuyo significado en castellano es "Puerta de Dios", pero no fue un nombre que se les ocurriera a ellos por casualidad, sino que en verdad, lo único que hicieron fue adaptar el verdadero a su propio lengua.
El nombre original de estas cepas o semillas proviene del hebrero y se escribe "Sha´har-adonay", aunque se pronuncia Char-donnay.
Qué, ¿ahora me creéis o no?
lunes, 10 de febrero de 2014
On 11:58:00 by MARÍA SERRALBA in Historias urbanas Sin comentarios
Una nueva visión ha inundado mi mente de buena mañana y no es otra, que la de una espiral. Es posible que tenga cierta conexión con la del otro día del caracol, aunque su interpretación me parece a mí que va a ser totalmente diferente.
Según nuestros amigos los de Wikipedia que lo saben todo, una espiral es:
"Una línea curva generada por un punto que se va alejando progresivamente del centro a la vez que gira alrededor de él. Normalmente se define con una función que depende de dos valores: el ángulo del punto respecto a un eje de referencia, y la distancia desde este punto al centro, situado en el vértice del ángulo".
Hasta ahí estamos todos de acuerdo, ¿verdad?, sin embargo, yo creo que tiene muchas más definiciones, algunas de ellas aplicadas tanto a nuestro comportamiento como a nuestra vida, y os las voy a demostrar, pero antes, hagamos un breve repaso por algunas curiosidades.
Según nuestros amigos los de Wikipedia que lo saben todo, una espiral es:
"Una línea curva generada por un punto que se va alejando progresivamente del centro a la vez que gira alrededor de él. Normalmente se define con una función que depende de dos valores: el ángulo del punto respecto a un eje de referencia, y la distancia desde este punto al centro, situado en el vértice del ángulo".
Hasta ahí estamos todos de acuerdo, ¿verdad?, sin embargo, yo creo que tiene muchas más definiciones, algunas de ellas aplicadas tanto a nuestro comportamiento como a nuestra vida, y os las voy a demostrar, pero antes, hagamos un breve repaso por algunas curiosidades.
Si nos remontamos a la Era del Megalítico, nuestros antepasados la representaban en sus construcciones como símbolos ornamentales, aunque para ellos tenían otro significado. Ellos lo interpretaban como un proceso de vida "nacimiento-muerte-renacimiento".
En otro lugares se tenía en cuenta dicha forma para representar los movimientos solares o estelares.
También son claramente visibles en la naturaleza, aunque en ocasiones, estamos tan absortos en nuestros propios pensamientos que no nos demos cuenta de ello.
Y si os fijáis en la imagen inferior, inclusive poseemos una espiral dentro de nuestro cuerpo a la que los científicos denominan caracol, la cual protege el Helicotrema, un pequeño orificio que se encuentra en su interior, en la raíz de la espiral con una función super importante: disipar la energía que el oído no convirtió en sonido, todo ello dentro de los órganos del oído interno que compone nuestro sistema auditivo.
En la actualidad, se emplea también para definir aquellos pensamientos que se consideran cíclicos. Pero dejando a un lado cualquier interpretación que puedan hacer los demás a través de los siglos, hoy os había prometido ofreceros la mía.
Antes os decía que en una espiral veo mucha semejanza con nuestra actitud y vida, y para que me entendáis os pondré un sencillo ejemplo.
Cuando en nuestro día a día se nos presenta un problema (eje de referencia), hasta que encontramos la solución no paramos de darle vueltas y más vueltas en la cabeza y, en ocasiones, ello provoca que se vaya engrandeciendo hasta tal punto, que alcance unas dimensiones totalmente desproporcionadas con respecto a su origen. Nuestra vida también puede terminar convirtiéndose en una espiral, todo depende del camino que tomemos, si de subida, con lo cual, haremos que cada vez sea mayor nuestra preocupación, o el de bajada, enfrentándonos a las cosas tal como vienen y considerándolas en su justa medida lo cual agilizará en parte el encontrarles una solución.
Antes os decía que en una espiral veo mucha semejanza con nuestra actitud y vida, y para que me entendáis os pondré un sencillo ejemplo.
Cuando en nuestro día a día se nos presenta un problema (eje de referencia), hasta que encontramos la solución no paramos de darle vueltas y más vueltas en la cabeza y, en ocasiones, ello provoca que se vaya engrandeciendo hasta tal punto, que alcance unas dimensiones totalmente desproporcionadas con respecto a su origen. Nuestra vida también puede terminar convirtiéndose en una espiral, todo depende del camino que tomemos, si de subida, con lo cual, haremos que cada vez sea mayor nuestra preocupación, o el de bajada, enfrentándonos a las cosas tal como vienen y considerándolas en su justa medida lo cual agilizará en parte el encontrarles una solución.
domingo, 9 de febrero de 2014
On 17:44:00 by MARÍA SERRALBA in Historias urbanas 2 comentarios
De buena mañana me he levantado con una sola imagen en mi mente, la de un precioso y lindo caracol. Extraño, ¿verdad?, pero pensándolo bien, creo que no es tan disparatada mi visión si tenemos en cuenta que el comportamiento de estos pequeños, babosos e insignificantes -en apariencia- animalitos, se asemeja bastante al de los seres humanos, es más, nos han acompañado en todas las fases de nuestra vida, de una forma u otra, y no nos hemos dado cuenta. Si no me creéis, a continuación voy a desgranar el motivo de mi reflexión, pero, antes, permitid que os defina exactamente -para aquellos que no lo sepan- qué es un CARACOL.
El caracol pertenece a la familia de los gasterópodos, que son los moluscos con el cuerpo asimétrico y portadores de una concha dorsal con torsión espiral que se enrolla sobre sí misma 180º a la derecha, y es ahí precisamente donde se "refugia" su masa visceral.
¿Vosotros sabíais que los caparazones de los caracoles siempre están a su "derecha"?
Una vez dada la primera clase de Ciencias Naturales, sigamos con lo que os iba comentando. ¡Ah!, sí, me olvidaba aclararos por qué he remarcado lo de "a la derecha", pero es que es la primera vez en mi vida que me doy cuenta de este curioso detalle. Disculpadme por la interrupción y sigamos con la exposición.
¿Vosotros sabíais que los caparazones de los caracoles siempre están a su "derecha"?
Una vez dada la primera clase de Ciencias Naturales, sigamos con lo que os iba comentando. ¡Ah!, sí, me olvidaba aclararos por qué he remarcado lo de "a la derecha", pero es que es la primera vez en mi vida que me doy cuenta de este curioso detalle. Disculpadme por la interrupción y sigamos con la exposición.
En la infancia han compartido nuestros juegos, ya que muchos de nosotros hemos participado con estos especímenes en una vertiginosa carrera.
Recuerdo que los solíamos escoger entre los más hermosos, los de caparazón más grande y molla carnosa, aunque eso no quería decir que fuesen los más veloces, ya que luego, durante la carrera, siempre te dabas cuenta de que los más enclenques, aquellos que todos habíamos desechado, siempre solían ser los vencedores, pero eso tenía turco, y no era ni más ni menos que la astucia de su adiestrador, que poniéndole una hoja en la meta, la cual arrastraba minutos antes por el suelo donde supuestamente iba a tener lugar la carrera, le marcaba a este el camino a seguir como si le enviara un mensaje subliminal diciéndole: "si quieres comer, ya sabes".
Pues bien, el desvalido caracol era capaz de hasta volar en tal de conseguir su "premio", pero esa técnica solo la sabían unos pocos, así que, el resto, nos conformábamos, como mucho, con soplar a nuestro caracol en la parte trasera de su caparazón a ver si así, la fuerza eólica de nuestro soplido le hacía avanzar unos milímetros más.
A partir de esos tiempos fue donde empezaste a tener conciencia de que la palabra "caracol" podía ser muy significativa en tu vida al escuchar frases como: "eres más lento que un caracol", sobre todo cuando te tocaba dar tres vueltas al patio a modo de castigo por no haber finalizado a tiempo los ejercicios que te había puesto la señorita de Lengua.
Nuestros amiguitos también han servido de "cobaya" en las clases magistrales que nos impartían nuestros padres para fortalecer la superación personal. Frases como: "tócalo, que no te va a hacer nada", no era suficiente aditivo para poder superar, en algunos, el respeto ante lo desconocido y sobre todo, a esa sensación de repugnancia que sentíamos cuando el progenitor te ponía uno de esos amiguitos en tu mano y tenías que soportar su lento y viscoso desplazamiento sobre su piel... ¡grrrr!, todavía lo recuerdo y eso que me encantan, pero solo de pensarlo se me vuelve a erizar el vello como antaño.
Compañeros de horas muertas, donde al no jugar nadie contigo, te apartabas del grupo con tu caracol y lo soltabas entre la maleza, para después observar cada uno de sus movimientos como si fueses Charles Darwin en una de sus expediciones a tierras inexploradas.
Y lo veías disfrutar del entorno, entre matojos y hojas; y beber de algún arrollo o charco, cuando no, lo hacía de tu propia mano, o en el peor de los casos, aunque ello te produjese un morbo impresionante, lo veías copular ante ti con otro espécimen sin ningún pudor y te dejaba con la incógnita de quién era de los dos el macho y quien la hembra, hasta que llegabas a casa y cogías rápidamente el libro y repasabas una vez más aquella lección que te habías estudiado muy por encima para salir airoso del examen, donde sí se especificaban todas esas peculiaridades, entre las cuales se mencionaba también que esta especie es hermafrodita y que ambos se fecundaban a la vez con el esperma del otro, lo cual te dejaba totalmente descolocado, aunque pensabas que una vez que fueses mayor ya lo entenderías.
Y lo veías disfrutar del entorno, entre matojos y hojas; y beber de algún arrollo o charco, cuando no, lo hacía de tu propia mano, o en el peor de los casos, aunque ello te produjese un morbo impresionante, lo veías copular ante ti con otro espécimen sin ningún pudor y te dejaba con la incógnita de quién era de los dos el macho y quien la hembra, hasta que llegabas a casa y cogías rápidamente el libro y repasabas una vez más aquella lección que te habías estudiado muy por encima para salir airoso del examen, donde sí se especificaban todas esas peculiaridades, entre las cuales se mencionaba también que esta especie es hermafrodita y que ambos se fecundaban a la vez con el esperma del otro, lo cual te dejaba totalmente descolocado, aunque pensabas que una vez que fueses mayor ya lo entenderías.
Con la llegada de la adolescencia y tus ansias desmedidas de demostrar a todos que tú, también podías formar parte de ese inmenso colectivo que es la Humanidad, te apuntabas a todo, participabas en grupos, hacías tu propia pandilla y asistías a actos multitudinarios y sufrías en tus propias carnes el sentirte "apiñado", por no decir, "oprimido", como sucede con las manadas de caracoles, pero mirabas a tu alrededor y notabas que formabas parte de esa "movida" y eso, te hacía feliz.
El paso de los años te hizo averiguar que la vida tenía varias fases y que cada una de ellas tenía sus pros y contras, así que te adaptaste al igual que el caracol a tu medio ambiente y pasaste página. Y cuando viste que las cosas se ponían muy peliagudas, te "replegaste" en tu caparazón e intentaste dejar de darle tanta importancia a todo y centrarte más en seguir madurando, mientras elegías de qué color te gustaría ver el mundo a partir del momento en el que ya pudieras salir de él.
Y la madurez trajo consigo las responsabilidades, las cargas tanto familiares como sociales, y también las penurias de la vida en lo concerniente al terreno laboral, y es ahí cuando empezaste a escuchar a tu alrededor frases como: "el infeliz, ha terminado llevando la casa a cuestas como los caracoles", y rezaste -por lo bajinis- pidiendo que tú, nunca llegases a ese extremo, es decir, a ser un caracol desahuciado.
El paso de los años te hizo averiguar que la vida tenía varias fases y que cada una de ellas tenía sus pros y contras, así que te adaptaste al igual que el caracol a tu medio ambiente y pasaste página. Y cuando viste que las cosas se ponían muy peliagudas, te "replegaste" en tu caparazón e intentaste dejar de darle tanta importancia a todo y centrarte más en seguir madurando, mientras elegías de qué color te gustaría ver el mundo a partir del momento en el que ya pudieras salir de él.
Y la madurez trajo consigo las responsabilidades, las cargas tanto familiares como sociales, y también las penurias de la vida en lo concerniente al terreno laboral, y es ahí cuando empezaste a escuchar a tu alrededor frases como: "el infeliz, ha terminado llevando la casa a cuestas como los caracoles", y rezaste -por lo bajinis- pidiendo que tú, nunca llegases a ese extremo, es decir, a ser un caracol desahuciado.
Pero como te considerabas un ser afortunado, a pesar de todo, y no querías que situaciones como esa te afectaran, buscaste otros significados que no hiriesen tanto tu estado de ánimo, así pues introdujiste a tus amigos, los caracoles, en tu dieta alimenticia. Los alimentaste, lavaste y limpiaste para después guisarlos sobre un delicioso preparado aromatizado con hierbabuena; o con ajo, mantequilla y perejil al más puro estilo francés; y te sentaste a saborear cada uno de ellos como si se tratasen de deliciosos manjares del Oriente, sorbiendo su néctar oculto que te hacía rememorar los instantes de una vida pasada junto a tu familia.
Y como los tiempos cambiaban, no solo te los comiste, sino que también los incluiste en tus tratamientos de belleza, por que no sabes quién en el SPA te dijo, que el tener a estos seres deslizándose por tu piel la rejuvenecería, y eso, era precisamente lo que tú buscabas en esos instantes donde las patas de gallo no solo habían empezado a notarse en los rabillos de tus ojos, sino que también habían sitiado el territorio y se estaban construyendo un gallinero con plaza de garaje incluida.
Pero... si creéis que esto es todo lo que podemos obtener de un caracol, estáis equivocados. Como curiosidades podría deciros, que en ocasiones y para reemplazar el olor del incienso, se quemaba la capa oscura y dura con la que se recubría la apertura del caparazón que protege su molla, el opérculo, ya que está comprobado que, ésta, desprende una olor muy agradable.
Por otra parte, nuestros amiguitos son también matemáticos, ya que su caparazón crece de forma logarítmica, y no es que empleen en ello dicha fórmula, que efectivamente es la de los logaritmos neperianos, los cuales eran tan intrincados como mi mente y recuerdo que nos entendíamos a la perfección , sino por que su caparazón va creando en su interior otros similares y así, sucesivamente hasta que crece en forma de espiral.
Pero... si creéis que esto es todo lo que podemos obtener de un caracol, estáis equivocados. Como curiosidades podría deciros, que en ocasiones y para reemplazar el olor del incienso, se quemaba la capa oscura y dura con la que se recubría la apertura del caparazón que protege su molla, el opérculo, ya que está comprobado que, ésta, desprende una olor muy agradable.
Por otra parte, nuestros amiguitos son también matemáticos, ya que su caparazón crece de forma logarítmica, y no es que empleen en ello dicha fórmula, que efectivamente es la de los logaritmos neperianos, los cuales eran tan intrincados como mi mente y recuerdo que nos entendíamos a la perfección , sino por que su caparazón va creando en su interior otros similares y así, sucesivamente hasta que crece en forma de espiral.
Pero volviendo a lo que os decía al inicio de esta reflexión en cuanto a su aspecto "inofensivo", que sepáis, que nuestro amiguito es considerado transmisor de la gripe, sí, como lo leéis, a pesar de que hace 1.800 a. C., en la Edad del Bronce, ya se tenía constancia de su presencia y de su uso en la cocina, aunque fuero los romanos, allá por el año 50 a.C., que pensaron en ellos con fines comerciales, naciendo los primero criaderos de caracoles cochlearium.
Lo que no sabemos es si Plinio El Viejo, escritor, científico y naturalista del año 23, tenía algún acuerdo comercial con Fulvius Hispinos, el dueño del criadero de caracoles, la cuestión es que en sus escritos no cesaba de recomendar la ingesta de nuestros amiguitos con fines curativos ante enfermedades estomacales y de las vías respiratorias siempre, consumiéndose en número impar.
Tras todo lo expuesto, creo que he dejado bastante claro la razón por la que mi mente ha enfocado hoy la imagen de un caracol y no, un viaje a Hawái, por poner un ejemplo. Espero que no se repita esta situación en lo sucesivo, y sobre todo, que no sea el primero de las muchas especies existentes en el Planeta Tierra que vaya visualizando, o sino, no voy a tener suficientes hojas del blog para explicároslas... ja, ja, ja.
sábado, 8 de febrero de 2014
Si tuviera que resumir en una sola palabra cómo resultó el acto de la presentación de EL DIOS DEL FARO en Sant Joan d´Alacant, creo que lo más justo sería decir, además de familiar y entre amigos, también REIVINDICATIVO Y MULTISOLIDARIO.
Por una parte tuve el gran privilegio de ser la primera en inaugurar la recién remodelada sala de conferencias, un espacio rectangular situado en la 2ª planta, que junto con la biblioteca, conforman parte de las dependencias del edificio conocido por Centro de Cultura de la localidad de Sant Joan d´Alacant.
Con mi puntualidad británica, me presenté en el lugar con más de una hora de antelación, lo cual me dio tiempo más que suficiente para preparar el tema técnico de mi exposición y además, saludar y entablar conversación con los dos amables hujieres que ya conocía de veces anteriores, y que siempre han estado atentos a todos mis requerimientos.
Con mi puntualidad británica, me presenté en el lugar con más de una hora de antelación, lo cual me dio tiempo más que suficiente para preparar el tema técnico de mi exposición y además, saludar y entablar conversación con los dos amables hujieres que ya conocía de veces anteriores, y que siempre han estado atentos a todos mis requerimientos.
A pesar de hacer una noche cargada de humedad y con niebla, que nos iba envolviendo hasta descender prácticamente hasta nuestra altura al más puro estilo novelas de Stephen King, eso no supuso ningún impedimento para todos aquellos amigos, conocidos y curiosos lectores que quisieron venir a presenciar el acto y a mí, a recibirles en las mismas escaleras del edificio, como si se tratase de mi propia casa.
Tal como dice la frase: "lo que va delante va delante", para mí, entre otras cosas, ese "delante" era precisamente dejar testimonio de mi presencia en aquel lugar, así que lo primero que hice fue hacerme fotos para el recuerdo con todos los que iban llegando, ya que sabía que luego, entre la charla y dedicar algún ejemplar que otro, seguro que me olvidaría.
Y llegó el momento de la verdad. Unas breves palabras de Fco. Javier Yebes, Concejal de Cultura y Normalización Lingüística del Ayto. de Sant Joan dando la bienvenida a los asistentes y presentando mi nueva novela, dieron paso al visionado del book traíler de la misma y posteriormente, a mi turno de palabra, aunque....
... como salidas de la nada, en cuestión de segundos nos encontramos con la mesa llena de banderitas multicolores, distintivo de las plataformas LGTBI. Su artífice, mi invitado y colaborador, Juan David Santiago, Secretario General de Diversitat Alicante, y su razón de ser -según nos expuso-, que con la venta de estas se contribuía a la campaña que desde hacía unos meses habían puesto en marcha para dotar de medios sanitarios a personas afectadas de VIH, que por su condición de inmigrantes, sin papeles o marginados, no podían conseguir de ninguna de las maneras. Una nueva causa que apoyar, me dije, así que las banderitas también estuvieron presidiendo la mesa junto a nosotros además de mi novela.
Como si se tratara de los tres mosqueteros cuando dicen la célebre frase: "¡todos para una y una, para todos!", cada cuál fuimos exponiendo una tras otra, las distintas razones por las que nos encontrábamos allí, aunque todos nos servíamos de una única herramienta para iniciar nuestra exposición, me refiero a mi novela EL DIOS DEL FARO, y también nexo de conexión entre los distintos temas muy en boga, que esa noche queríamos trasladar a nuestra atenta audiencia.
Por mencionar algunos de ellos, se hablo sobre:
- El costo que supone para una familia normal, los tratamientos específicos para niños con la minusvalía de Emilio Biota, y el esfuerzo tan grande tanto a nivel económico como físico.
- Mi dificultad como escritora a la hora de seguir hacia delante y mi deseo de continuar con mi labor solidaria en PROYECTO MARÍA.
- El derecho social de la existencia de las familias homoparentales, tal como refleja la historia del libro.
- El derecho a la seguridad en centros de enseñanza para jóvenes, no solo Lgtbi, si no que sin serlo, pertenezcan a familias cuyos progenitores sí lo sean.
- Y un larguísimo etcétera.
Con un público encantador y comprometido, dimos por finalizado el acto, eso sí, con las banderitas ganando protagonismo por momentos hasta tal punto, que he pensado muy seriamente el dejar de escribir y, a partir de ahora, dedicarme a confeccionar banderitas....ja, ja, ja.
Con Fco. Javier Yebes, Concejal de Cultura y Normalización Lingüística del Ayto. de Sant Joan, en el instante que le estaba dedicando un libro y por supuesto, contribuyó con una banderita. |
Con algunos de los asistentes, que, ante el requerimiento de Juan David Santiago, posaron gustosos con sus.... banderitasssss. |
En todo lo tratado con anterioridad sabemos que queda mucho por hacer, así que tanto Juan David como yo, conscientes de ello, hemos acordado apoyarnos mutuamente en nuestras distintas causas ya que solo si aunando esfuerzos, conseguiremos alcanzar nuestros objetivos que por ende, también son los de otros muchos.
jueves, 6 de febrero de 2014
On 23:46:00 by MARÍA SERRALBA in Publicaciones 2 comentarios
Precio del ejemplar: 15 € |
¡¡ 6 DE FEBRERO !!
Presentación oficial en...
SAN JUAN pueblo (Alicante)
EL DIOS DEL FARO
La plataforma cultural solidaria PROYECTO MARÍA, donará un porcentaje de lo recaudado con la venta de ejemplares en dicho acto, a RETO EMILIO BIOTA para la continuidad de su tratamiento.
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