martes, 31 de diciembre de 2013
On 21:05:00 by MARÍA SERRALBA in Describiendo una imagen Sin comentarios
MARÍA SERRALBA... Aceptó el reto y siguió la trama.
— ¿Alguien me puede explicar de qué va todos esto?
La voz grave de Luis no daba margen de error, estaba furibundo y con razón, "su chica" tenía una de sus manos posada relajadamente sobre el pecho húmedo y desnudo de su joven amante y eso le enfureció, aunque la visión de aquel instrumento en su otra mano, centelleante con cada latido del pulso de ella, le hizo mantener las distancias, limitándose solo a exteriorizar su ira con una sarta de improperios dirigidos a Valeria, como siempre solía hacer cuando algo que ella hacía, le sacaba de sus casillas.
—Tranquilízate Luis, no creo que sea para tanto –le indicó Javier, que con su tono de voz pausado intentaba a toda costa que la escena no tomara otros derroteros.
—¡Que me tranquilice, dices! Se puede saber qué pasa contigo, puta –le gritó a su mujer-. Acaso no tienes suficiente con los tíos que te tiras todas las noches que encima, me quieres robar el mío.
—Pero... Luis... yo...
A Valeria la voz a penas le salía de la garganta, escuchaba la voz de su marido pero parecía que viniera de otro mundo, de esa parte de su subconsciente que hacía tiempo se había propuesto enmudecer.
—Luis, por favor, tranquilízate, Valeria solo creía…
Luis no dejó que Javier terminara la frase, levantándose de su posición, bordeó la cama y se dirigió hacia su mujer con los puños cerrados como si fuese un león a punto de saltar sobre su presa, su objetivo, asentarle una descomunal bofetada que le dejase marcado el rostro como en otras ocasiones, pero esta vez no llegó a ella, el cuerpo de Javier se interpuso en su camino impidiéndole hacer lo que tenía pensado.
—¡Basta ya!, creo que somos suficientemente adultos para ver las cosas como son, no te parece, Luis –le dijo a este mientras le sujetaba por los hombros.
La melosa forma de pronunciar el final de la frase, acompañada de una caricia en el rostro del hombre, sería suficiente para amansar a la bestia, pensó Javier, así que continuó con sus toqueteos en presencia de Valeria, ésta, sin embargo, luchaba por mantener la compostura y no salir de allí corriendo. Su rostro parecía un pétalo de lirio, suave, uniforme y pálido, muy pálido, tanto, que Javier, cuando la miró con cierto sentimiento de culpabilidad por tener que hacer aquellas escenas de amantes en presencia de ella, creyó que de un momento a otro su amiga se desplomaría sobre el frío y acristalado piso de gres, pero de pronto se la oyó hablar.
—Pero tú, precisamente tú, Javier, no lo entiendo.
—¡Aquí no hay nada que entender! –Despotricó Luis-. Por cierto, a qué santo llevas ese cuchillo contigo, ¿acaso querías matarme mientras estaba durmiendo?
La declaración del hombre acompañada con su mejor sonrisa de cinismo, estaba tan cerca de la realidad que dejó a Javier y a Valeria estupefactos, pero Javier, con más templanza que ella, salió al paso y le aclaró la situación.
—Valeria creía que había entrado algún ladrón a la habitación, por eso lo cogió, ¿verdad?, Valeria, ¿no es cierto que te asustaste al escuchar el ruido de la ducha?
La mirada insistente de Javier a su amiga para que ésta, aunque fuese con un simple asentamiento de cabeza, le corroborara lo que había dicho, no tuvo éxito, Valeria seguía sin poder mover ni un solo músculo de su cuerpo, y mucho menos, soltar el cuchillo, así que Javier, lentamente, aproximó su mano a la de ella y, con cautela, consiguió quitárselo para después arrojarlo lejos del escenario de la discusión.
JESÚS CORONADO... Aceptó el reto y siguió la trama.
Al dejar de sentir el frío metal, Valeria salió de su letargo. Javier no sólo se llevó el arma con la que pensaba acabar de raíz una relación de pesadilla, también le arrancó su determinación, la que le había costado tanto tiempo reunir para enfrentarse a su marido y zanjar de una vez el problema; se llevó la ilusión por iniciar una nueva vida después de años de soportar golpes y vejaciones imposibles de olvidar. Y lo más importante, el amor que sentía por él. Javier ya no era nada.
Su vida, en un instante, volvió a quedarse en los cimientos. El castillo de arena que había construido a su alrededor fue barrido de golpe por aquella ola gigantesca de cruda realidad.
Valeria miró sus manos desnudas y asintió con la cabeza. Estaban tan vacías como su corazón y su alma. Y sintiendo como algo se quebraba en su interior, reunió los restos de orgullo y determinación que le quedaban y los miró desafiante con una mezcla de decepción y orgullo. Y sin más, dio media vuelta desandando el camino recorrido con la intención de rebobinar hasta llegar a cero. "La vida continua", pensó. Pero a veces es tan difícil vivirla.
JESÚS CORONADO... Aceptó el reto y siguió la trama.
Al dejar de sentir el frío metal, Valeria salió de su letargo. Javier no sólo se llevó el arma con la que pensaba acabar de raíz una relación de pesadilla, también le arrancó su determinación, la que le había costado tanto tiempo reunir para enfrentarse a su marido y zanjar de una vez el problema; se llevó la ilusión por iniciar una nueva vida después de años de soportar golpes y vejaciones imposibles de olvidar. Y lo más importante, el amor que sentía por él. Javier ya no era nada.
Su vida, en un instante, volvió a quedarse en los cimientos. El castillo de arena que había construido a su alrededor fue barrido de golpe por aquella ola gigantesca de cruda realidad.
Valeria miró sus manos desnudas y asintió con la cabeza. Estaban tan vacías como su corazón y su alma. Y sintiendo como algo se quebraba en su interior, reunió los restos de orgullo y determinación que le quedaban y los miró desafiante con una mezcla de decepción y orgullo. Y sin más, dio media vuelta desandando el camino recorrido con la intención de rebobinar hasta llegar a cero. "La vida continua", pensó. Pero a veces es tan difícil vivirla.
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On 20:38:00 by MARÍA SERRALBA in Describiendo una imagen Sin comentarios
MARÍA SERRALBA... Aceptó el reto y siguió la trama.
Levantándose con sigilo del extremo de la cama para no despertar a su esposo, que todavía parecía dormir, Valeria anduvo en dirección al lugar de donde procedía el sonido del agua brotando sin freno. Unos instantes de titubeo fueron suficientes para retroceder sobre sus propios pasos. No quería afrontar la cruda realidad, su esposo tenía una amante, pero... ¿a ella que más le daba? Sus vidas siempre habían estado conectadas inexorablemente por un cordón umbilical repleto de conveniencias y dominado por el poder, pero aun así, el ser testigo de esa acción por parte de él, le dolía y mucho. Cierto, todavía lo amaba, en el fondo de su corazón aquellos gestos como el de las rosas la hacían ruborizarse de un infantil placer, hasta el extremo que anulaba todo el odio que sus acciones imprudentes le habían hecho atesorar en lo más profundo de su alma.
"Sé valiente y hazlo" -se dijo, así que sin más titubeos se acercó hasta la puerta del baño y la abrió de un solo movimiento. Para lo que encontró en su interior, definitivamente, no estaba preparada.
JESÚS CORONADO... Aceptó el reto y siguió la trama.
Le golpeó el vapor húmedo en el rostro, aún así, siguió notando el calor en las mejillas. No era por el rubor que le produjo la rosa. Le asaltaron las sensaciones, explotaban en su interior como lo hace el maiz en una olla puesta al fuego. El sentimiento de sorpresa daba paso al engañó, el engaño a la rabia, la rabia a la ira. Era como estar en el centro de un tiovivo viendolas pasar sin poder hacer nada. Pero al fin, pasados unos minutos en que ambos sólo se miraban sin saber que decir, terminó llegando el alivio. Valeria supo que el problema estaba resuelto. De un plumazo, Javier lo había hecho.
- ¿Qué haces aquí, Javier? - preguntó.
- Ayudarte, Valeria. Te dije que resolvería el problema. Te quiero demasiado para verte sufrir. No quiero que cometas una estupidez.
- Pero ¿liarte con él?
- Sí, era necesario. Supe de sus gustos y pensé que era lo mejor. Él nunca pensó en dejarte, prometió hacerte la vida imposible hasta acabar contigo o que tú, acabaras con él. Así que hice que se enamorara de mí. No fue difícil.
Valeria no daba crédito a todo lo que estaba pasando. Su mente se bloqueó en un momento. Dudas y preguntas empezaron a golpearla con fuerza, como el herrero golpea el hierro sobre el yunque. Sin ser consciente de sus movimientos su cuerpo retrocedió hasta tropezar con la cama. Cuando giró su cabeza, Luis estaba despierto. Miraba atónito la escena, fijando su vista de uno a otro sin parar. Aunque lo que más llamó su atención fue el enorme cuchillo que Valeria sostenía aún en su mano izquierda.
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On 20:23:00 by MARÍA SERRALBA in Describiendo una imagen Sin comentarios
MARÍA SERRALBA... Aceptó el reto y siguió la trama.
Pero... ¿qué significaba todo aquello? Los pies descalzos de Valeria quedaron clavados en las frías losas del pavimento bajo el mismo marco de la puerta de su alcoba. La imagen que llegaba hasta sus retinas no se parecía en nada, a la que ella había elaborado en su mente y que le facilitaría el llevar a cabo la atrocidad que había estado fraguando desde que abandonara al desconocido, envuelto en fragancia de jazmines, tras su baño compartido. ¿Qué significaba todo aquello?, ¿a caso había sido alertado por alguien de su ausencia?, ¿por qué, después de tantos sinsabores, precisamente ese día le obsequiaba con una rosa? Miles de preguntas sin respuesta la atormentaban mientras su mano se aferraba con más fuerza al frío metal, su único cómplice, su salvación y también su perdición en este juego del amor.
JESÚS CORONADO... Aceptó el reto y siguió la trama.
Se acercó despacio. Desconcertada. Aquella rosa roja trajo a su mente viejos recuerdos. Recuerdos felices de otros tiempos en que ambos se demoraban entre las sabanas, jugando a descubrir cada rincón de sus pieles. Dando nombre a cada poro imperfecto; amándose hasta perder la noción del tiempo.
Se sentó al lado de aquella rosa roja que tanto la perturbaba. La tomó para aspirar ese aroma que tanto le gustaba, y aparecieron las dudas. Ya no estaba tan segura. La gente puede cambiar y ella en el fondo... aún sentía algo por él.
El ruido del grifo llamó su atención trayéndola de golpe al mundo real. El sobresalto hizo que una de las espinas se clavara en el dedo. Que idiota había sido. Apretó con fuerza sintiendo de nuevo el frío metal en la mano. Mientras, su mente, empezó a dibujar el final de la historia.
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On 20:13:00 by MARÍA SERRALBA in Describiendo una imagen Sin comentarios
MARÍA SERRALBA- Eligió esta imagen y le dio vida...
Nadie la había visto entrar, tan solo, los rayos del sol filtrándose entre los tejidos suaves de las ventanas. Se sentía divina. Había pasado toda la noche con un perfecto desconocido, pero sabía que él ya no la olvidaría y que ella, era de su propiedad, si embargo, el que aguadaba en su alcoba ya se lo había advertido en otras ocasiones, siempre sería suya y de nadie más, hiciese lo que hiciese. ¿Cuánto tiempo tardaría en abandonarlo?, ¿porqué seguía atada a ese juego? Su carta truncada fue el decir un "sí quiero" sin amor. Final de la partida. La banca, siempre gana.
JESÚS CORONADO- Aceptó el reto y siguió la trama...
Miró a través del ventanal camino de la habitación. Se detuvo un momento. La puesta de Sol era una visión que siempre le traía recuerdos felices. Aunque por un momento fue consciente que hacía mucho tiempo que no guardaba ninguno. "Pero eso iba a cambiar", se dijo mientras sopesaba y disfrutaba del frío metal que portaba en su mano izquierda. Aquel bestia ya estaría inconsciente sobre la cama. Un poco de gasa en el vestido y la promesa del néctar prohibido habían sido suficiente para que bebiera sin rechistar. Y aunque podría haberse librado de aquel desecho de otra manera, no pudo resistir ver que se sentía mientras la vida de un ser despreciable escapaba por una garganta sesgada.
miércoles, 25 de diciembre de 2013
On 21:52:00 by MARÍA SERRALBA in Baúl recuerdos
Estoy haciendo balance y recuerdo como si fuese ayer, allá por el mes de marzo del 2012, que en mi cabeza empezó a rondar una única idea, publicar una novela, así que moví una serie de resortes y poco a poco, me encontré en el camino con un grupo de personas todas ellas amantes de la cultura y de las artes, con un denominador común, el querer ayudarme en todo. Permitidme que os presente a cada una de ellas y el papel que desempeñaron en su día para que yo, una simple aprendiz de escritora, terminara haciendo realidad su sueño.
CARMEN PAYÁ "A la sombra de tu piel" (Asesoramiento cultural) |
JOAQUÍN JUAN PENALVA
"A la sombra de tu piel" (Prólogo y correcciones) |
SANTIAGO AGUADO "A la sombra de tu piel" (Maquetación y diseño) |
FRANCISCO AGUADO
"A la sombra de tu piel" (Impresión) |
ÁLVARO JESÚS GARCÍA "El Dios del faro" (Prólogo e inspiración) |
EMILIO BIOTA MUÑOZ "El Dios del faro" (Modelo de portada)
|
LOS INCONDICIONALES
(los que SIEMPRE te echan una mano)
(los que SIEMPRE te echan una mano)
MARTA SORIA y NACHO FRANCÉS
ORGANIZACIÓN, EVENTOS Y TÉCNICA VISUAL |
JOSÉ ÁNGEL GIMÉNEZ
PROYECTO MARÍA |
ANA SALA DIFUSIÓN REDES SOCIALES |
ALEJANDRA FRANCÉS CLUB DE FANS |
CARMEN MÉNDEZ
COOR. PRESENTACIONES Y PROTOCOLO |
FERNANDO NAVARRO Catering presentaciones |
AMIGOS DEL CAMINO
(los que SIEMPRE saben como facilitarte las cosas)
FINA ARACIL "El Dios del faro" Colaboraciones |
MANOLO NAVARRO (poeta) y MIGUEL ÁNGEL RODRÍGUEZ (guitarra) "El Dios del faro" Colaboraciones |
MANOLI CUESTA "A la sombra de tu piel" Promociones |
JUAN DAVID SANTIAGO "El Dios del faro" Sec. Gral. DIVERSITAT Alacant |
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«Todo en la vida se puede llegar a lograr, tan solo es cuestión de TIEMPO, de DESEO, de ESFUERZO y siempre dotándolo con una generosa dosis de mucho AMOR». Da tiempo al Amor ©María Serralba
«Cuando la mente y el cuerpo están en perfecta sintonía, el ser humano es capaz de todo, y cuando esto no es así entonces... se puede esperar cualquier cosa de él». A la sombra de tu piel ©María Serralba
«En un mundo donde todo es sentimiento el sexo que tenga este carecerá de importancia». El Dios del faro ©María Serralba
«Todo el que se ensalza será humillado y el que se humille será ensalzado...». La estrella púrpura ©María Serralba
«Si la inspiración no viene a mí salgo a su encuentro a mitad del camino». ©Sigmud Freud
«Sin los escritores, aun los actos más laudables son de un día». ©José Augusto Trinidad Martínez (Azorín)
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