sábado, 7 de septiembre de 2013
Una no tiene todos los días la oportunidad de vivir una experiencia "zen" y menos, si esta se desarrolla mientras va de compras, sin embargo yo sí la he tenido esta mañana. Permitidme que os la cuente tal como se ha desarrollado.
Siguiendo la comitiva de amas de casa, jóvenes independizados, personas de tercera edad y un largo etc. de seres de todas las razas y estamentos sociales, me he unido a esa "peregrinación" cotidiana que consiste en acudir con el temido carritos rompe tobillos, al Mercado Central.
Las gotas de lluvia amenazaban la adherencia del trazado -dirían los entendidos en la F1-, lo cual hacía doblemente peligroso el tránsito a lo ancho y largo de una de las arterias principales de mi ciudad como es la Avda. de Alfonso X El Sabio.
Salvado ese primer obstáculo y repitiendo mentalmente la lista de la compra que me había confeccionado para toda la semana, a sabiendas que una vez en casa algo se me quedaría en el tintero, me he adentrado en el recinto llamado Mercado Central y, sin poder evitarlo, he empleado unos minutos en cambiar el chip de ama de casa por otro de turista y tomar algunas instantáneas, entre ellas, la de la cúpula que os ofrezco.
El Mercado Central o también llamado de abastos, es un edificio que ha sufrido sobre sus cimientos las consecuencias de una España en guerra pero también, ha sido punto de encuentro de familiares y amigos cuando se escuchaban las sirenas indicando que, de nuevo, la ciudad sería bombardeada y allí había refugios donde guarecerse para salvaguardar las vidas. Ahora, sin embargo, el sentimiento de acudir a este bello edificio es bien distinto. La necesidad de llenar nuestras despensas de alimentos frescos y saludables, y la variada oferta que ofrecen las decenas de puestos en su interior, con productos comestibles, lo hacen un lugar social que vale la pena visitar, es más, este tipo de visitas te dan muchas pistas a cerca de como son las gentes de una ciudad o de un pueblo.
Mi desplazamiento rectilíneo por sus calles pavimentadas y repletas de colorido y olores; con sus productos perfectamente remontados en forma de pirámide, o sus gavetas de pescado decorado con ramas de perejil frescas, me han hecho recordar bellos lugares tanto de la geografía española como de otros países, y paso a paso, al fin he llegado a uno de mis destinos, un puesto especializado en carnes. Os hago una breve reseña de la panorámica del lugar para que os situéis: dos puestos comunicados atendidos por tres dependientes, todos ellos de cierta edad -dos hombre y una mujer-. Ellos, con delantal oscuro y poco preocupados de su aspecto, sino más bien de que el cliente se quedase contento con el género ofrecido, y de reponer los escaparates acristalados tras los cuales, se ofrecía en tonalidades rojizas y rosáceas, piezas y piezas de suculenta carne, rollizos pollos y ristras de salchichas de todas las formas y colores. Ella, con delantal blanco almidonado y ribeteado de puntillas; pintada para ir a la ópera más que para estar vendiendo carne, y con medio bote de fijador en la cabeza que hacía imposible que se le deformase el peinado durante la acción en caso de que entrara un huracán al recinto.
Hasta ahí bien, pensé, es más, me llamaba poderosamente la atención el mimo con que trataba cada pieza de carne que cortaba, pasándola al peso, depositándola sobre el papel para entregársela luego al cliente, y tomando un paño húmedo para limpiar de cualquier rastro sanguinolento, tanto la herramienta de corte como la tabla donde había efectuado dicha acción. Uno, dos, tres, cuatro filetes, todos con la misma pulcritud, precisión y... con la misma lentitud, en ese instante fue cuando una rápida vista a mi alrededor me dio la lectura que suponía.
Las personas que esperaban su turno delante mía, empezaban ya a resoplar; otros, miraban inquietos sus relojes de muñeca y algunos, incluso empezaban a otear puestos cercanos en busca de una alternativa, pero yo decidí concederle a la buena señora unos minutos más de margen, así que inicié mi cuenta hasta diez y parece que, de momento, la acuciante ansiedad que empezaba a amenazarme se disipó. "Tranquila, que ya falta menos para que te toque", ese fue el mensaje que envié a mi mente para soportar aquel calvario y he de confesaros que me ayudó a aguantar un poco más, pero, de repente, la dependienta habló.
-¿Desea alguna cosa más? -le dijo a la clienta que tenía ante ella.
-Pues sí, ahora me pones un pollo de corral.
-¿Cómo lo quiere? -le consultó, empezando a afilar tranquilamente un cuchillo de exageradas dimensiones.
-Pues.... -tres minutos de indecisión de la clienta-, me lo vas a hacer en cuartos. Los traseros, me los dejas enteros y los delanteros, me separas la carcasa y me haces las pechugas en dos, una fileteada y la otra de libro, ¡ah!, por cierto, y me quitas la cabeza, los restos grasos y la piel de todo.
Al escuchar aquella respuesta procedente de la cliente, creí morir. Al instante, la mitad de los que esperaban como yo, ya habían tomado su decisión, es decir, marcharse a otro puesto que sirviesen con más celeridad, así que por "eliminación", me sorprendió comprobar que tras aquella señora ya tocaba mi turno. "¡Dios!, que dilema, ¿debo quedarme o marcharme?"-me pregunté. Una mirada directa y cejijunta de su compañero carnicero, me obligó a sostener mi postura y pensar que igual, si me marchaba, ese hombre era capaz de tirarme un conejo a la cabeza si me decidía a dejar sola a su compañera, así que allí estaba yo, en pie, contemplando embelesada, como el paso del tiempo parecía no importarle a la buena señora dependienta, que contorsionaba suavemente la muñeca empuñando la afilada hacha con la que iniciaba un corte preciso sobre el cadavérico cuello del pollo de corral. Una, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, .... decidí seguí contando, aunque en esta ocasión, he de confesaros que no tuve más remedio que ayudarme de una profunda inspiración y expiración, y de volatilizar mi mente a otro capítulo de mi nueva novela.
Así es como viví mi "momento zen", contemplando el despiece de un pollo de corral en lugar de estar admirando un estanque de nenúfares y mientras, en el exterior, la lluvia se encargaba de purificar la ciudad ajena de lo que sucedía allí dentro.
jueves, 5 de septiembre de 2013
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--”–”-- Me encontraba anotando en mi AGENDA los eventos del mes de Octubre, cuando de repente he recibido la invitación de un buena amigo escritor de Yecla, Pedro Ortuño Ibáñez, para que el próximo 5 de Octubre esté presente en la presentación de su libro "Las Hijas del Eclipse" que tendrá lugar a las 19:30h. en el Salón de Actos de la Casa de Cultura de dicha localidad. Esta circunstancia es totalmente nueva para mí, pero me hace mucha ilusión, así que asistiré de "madrina literaria", aunque ya me ha advertido de que cuando llegue mi turno de tomar la palabra, solo contaré con 3 minutos; como se nota que me conoces bien Pedro.... ja, ja, ja.
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--”–”-- Me encontraba anotando en mi AGENDA los eventos del mes de Octubre, cuando de repente he recibido la invitación de un buena amigo escritor de Yecla, Pedro Ortuño Ibáñez, para que el próximo 5 de Octubre esté presente en la presentación de su libro "Las Hijas del Eclipse" que tendrá lugar a las 19:30h. en el Salón de Actos de la Casa de Cultura de dicha localidad. Esta circunstancia es totalmente nueva para mí, pero me hace mucha ilusión, así que asistiré de "madrina literaria", aunque ya me ha advertido de que cuando llegue mi turno de tomar la palabra, solo contaré con 3 minutos; como se nota que me conoces bien Pedro.... ja, ja, ja.
Por cierto, me he olvidado deciros que Pedro, es uno de los amigos lectores de A LA SOMBRA DE TU PIEL y a continuación os incluyo lo que me ha dicho referente a mi novela una vez terminada de leer.
<Tu obra "A la sombra de tu piel" me dejó prendado. Sobre todo ese desenlace inesperado que me dejó tan buen sabor de boca >.
Me alegro amigo Pedro que te gustase, ahora es tu turno de dejarnos a todos prendados no solo con tu obra, sino también con tu locuaz ingenio.
sábado, 31 de agosto de 2013
On 17:30:00 by MARÍA SERRALBA in Publicaciones Sin comentarios
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--”–”-- Ahora mismo estoy temblando de los pies a la cabeza debido a la emoción. Acabo de recibir de mi editor el primer boceto de la portada de EL DIOS DEL FARO y es preciosa. ¿Cómo decís?, ¿qué os la enseñe? No, no, de eso nada, monada....ja, ja, ja, lo siento, todavía no os la puedo mostrar aunque ya queda muy poquito para que la veáis.
--”–”-- Ahora mismo estoy temblando de los pies a la cabeza debido a la emoción. Acabo de recibir de mi editor el primer boceto de la portada de EL DIOS DEL FARO y es preciosa. ¿Cómo decís?, ¿qué os la enseñe? No, no, de eso nada, monada....ja, ja, ja, lo siento, todavía no os la puedo mostrar aunque ya queda muy poquito para que la veáis.
Hola amigos, me ha parecido interesante compartir con vosotros un fragmento del correo de una NO LECTORA, sí como lo leéis, en el cual nos dice un "truquillo" en caso de que no podáis leer mis libros pero estéis muriéndoos de ganas de hacerlo. Gracias a ti, Inmaculada Antolí de Bocairent (Valencia) por tus sinceras y gratas palabras.
<<María, vi tu libro en la feria de Alicante y lo tuve entre mis manos, pero no llegué a comparlo porque llevaba conmigo a mi hija de 4 años que, con su insistencia, consiguió que cediera a su chantaje emocional, así que finalmente compre el libro que ella me pedía, pero se me quedó la espinita clavada, así que, cuando vi tu libro en Banyeres fué una suerte y encima, que tú también estuvieras allí.
De momento todavia no lo he podido leer, aunque sí es cierto que estuve apunto de empezarlo así como tres o cuatro veces, pero no me he decidido porque he tenido unas semanitas un poco moviditas por temas de salud y otras triquiñuelas que te pone la vida en el camino y, la verdad, sentí que no iba a centrartarme lo suficiente para disfrutar de su lectura, por lo que he decidido aplazarlo para septiembre, así dentro del orden de la rutina buscaré un hueco especial solo para leer y disfrutar de toda su esencia.
Lo que si te he de confesar es que desde que lo compré, estoy ansiosa de perderme entre las lineas de la historia que relatas. Como no he podido hacerlo y para evitar aparcarlo y que acabara por un largo periodo de tiempo cogiendo polvo en una estantería a la espera de ser un elemento decorativo de la casa, he puesto en práctica un truquillo. Lo he cogido varias veces, manoseándolo e impregnándome de su olor, releyendo algunas frases, ojeando un poco por encima títulos de capítulos, y así la espera no se me hará tan pesada>>.
Pero de todo el texto permitidme que me quede con esta frase, me encanta:
<Siento que es como una especie de compañero paciente que está esperando el momento de un buen encuentro>.
De momento todavia no lo he podido leer, aunque sí es cierto que estuve apunto de empezarlo así como tres o cuatro veces, pero no me he decidido porque he tenido unas semanitas un poco moviditas por temas de salud y otras triquiñuelas que te pone la vida en el camino y, la verdad, sentí que no iba a centrartarme lo suficiente para disfrutar de su lectura, por lo que he decidido aplazarlo para septiembre, así dentro del orden de la rutina buscaré un hueco especial solo para leer y disfrutar de toda su esencia.
Lo que si te he de confesar es que desde que lo compré, estoy ansiosa de perderme entre las lineas de la historia que relatas. Como no he podido hacerlo y para evitar aparcarlo y que acabara por un largo periodo de tiempo cogiendo polvo en una estantería a la espera de ser un elemento decorativo de la casa, he puesto en práctica un truquillo. Lo he cogido varias veces, manoseándolo e impregnándome de su olor, releyendo algunas frases, ojeando un poco por encima títulos de capítulos, y así la espera no se me hará tan pesada>>.
Pero de todo el texto permitidme que me quede con esta frase, me encanta:
<Siento que es como una especie de compañero paciente que está esperando el momento de un buen encuentro>.
On 14:38:00 by MARÍA SERRALBA in Publicaciones Sin comentarios
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--”–”-- Empiezo a tener una duda existencial.... ¿dónde creéis vosotros que debería presentar EL DIOS DEL FARO por primera vez?
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--”–”-- Empiezo a tener una duda existencial.... ¿dónde creéis vosotros que debería presentar EL DIOS DEL FARO por primera vez?
1.-En ELCHE, donde vive Emilio, nuestro niño estrella....
2.-En ALICANTE, donde vivo yo, una vieja estrella... jajaja.
3.-En MADRID, donde vive Álvaro, el protagonista de la novela.
4.-En GRANADA, donde está Edit. Nazarí, los sufridores que la están confeccionando.
5.-En otro lugar; se admiten ideas.
Indícame el número de la opción que sería la de tu preferencia.
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«Cuando la mente y el cuerpo están en perfecta sintonía, el ser humano es capaz de todo, y cuando esto no es así entonces... se puede esperar cualquier cosa de él». A la sombra de tu piel ©María Serralba
«En un mundo donde todo es sentimiento el sexo que tenga este carecerá de importancia». El Dios del faro ©María Serralba
«Todo el que se ensalza será humillado y el que se humille será ensalzado...». La estrella púrpura ©María Serralba
«Si la inspiración no viene a mí salgo a su encuentro a mitad del camino». ©Sigmud Freud
«Sin los escritores, aun los actos más laudables son de un día». ©José Augusto Trinidad Martínez (Azorín)
«Un autor de historias fingidas escribe el libro que quiere leer y que no encuentra en ninguna parte». ©Augusto Roa Bastos
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