sábado, 14 de enero de 2012
On 12:20:00 by MARÍA SERRALBA Sin comentarios
JOSUE CEPEDO - Especialista Cirugía Cardiovascular (Miami)
Maria, curiosos e interesantes temas traes a tu blog. Me gusta leer tus articulos, aunque no cuento con el tiempo necesario para opinar como quisiera. Sobre mi escritorio en casa suelo leer mucho, leo de todo, tengo que leer mucho para mantenerme actualizado en mi profesion. En el hospital corro mucho de sala en sala y paso la mayor parte del tiempo en Salon de Operaciones. Muchas gracias por tus temas. Un placer compartirlos.
On 11:48:00 by MARÍA SERRALBA in ENTRE AMIGOS Sin comentarios
Desde la ciudad de Buenos Aires, nuestra amiga Graciela Schmidt nos hace llegar este entrañable relato al micro espacio "ENTRE AMIGOS". Poseedora de una pluma viva, Graciela nos revela esta impactante y conmovedora historia, la cual quiere que sea compartida con ustedes.
"Ofrecieron aguardiente a la muerte en la calavera de sus abuelos".
Se levantó de su silla, dio unos pasos, volvió el rostro hacia la amiga diciéndole que regresaría pronto, que sobre la mesa están sus poemas, que los lea si quiere.
Salió, el sol tocaba su cara, no había viento, regresó, entró rápido, preguntado si le gustaron los poemas miraba a su amiga, ésta le dice no haberlos comprendido salvo el último, ese sí, pero los demás...
Piden una gaseosa, ella trata de explicarle sobre lo escrito, toma un párrafo como ejemplo contándole donde dice "busco una cuna para mi hijo" se refiere al alquiler de vientre, tema del cual habían hablado y en cuya primer charla la amiga había dicho entre asombro y desconcierto, que nadie luego de parir va a dar el hijo. Supo ella la sensatez de la expresión, así había decidido ser inseminada con el riesgo de no ganarle al tiempo, batalla considerada victoriosa aun con un sobreviviente.
Sin levantar mucho la mirada, con una voz distinta, con ojos cansados la amiga repite que no comprende los poemas, le dice no haber podido dejar de pensar en eso, que ella la había ayudado en otras batallas que, que.... si quería le ofrecía el vientre para su hijo.
Muda. Ella pensaba como pudo decir que no comprendía sus poemas.
Muda. Se daba cuenta que todo ya habia sido escrito.
Muda. Miraba sus versos más sagrados que las escrituras.
Muda. Sentía el milagro de resucitar a los durmientes.
Muda. Gritando con el alma, ella volvía a la sublime Humanidad.
Muda. Miraba la cuna.
Se levantó de su silla, dio unos pasos, volvió el rostro hacia la amiga diciéndole que regresaría pronto, que sobre la mesa están sus poemas, que los lea si quiere.
Salió, el sol tocaba su cara, no había viento, regresó, entró rápido, preguntado si le gustaron los poemas miraba a su amiga, ésta le dice no haberlos comprendido salvo el último, ese sí, pero los demás...
Piden una gaseosa, ella trata de explicarle sobre lo escrito, toma un párrafo como ejemplo contándole donde dice "busco una cuna para mi hijo" se refiere al alquiler de vientre, tema del cual habían hablado y en cuya primer charla la amiga había dicho entre asombro y desconcierto, que nadie luego de parir va a dar el hijo. Supo ella la sensatez de la expresión, así había decidido ser inseminada con el riesgo de no ganarle al tiempo, batalla considerada victoriosa aun con un sobreviviente.
Sin levantar mucho la mirada, con una voz distinta, con ojos cansados la amiga repite que no comprende los poemas, le dice no haber podido dejar de pensar en eso, que ella la había ayudado en otras batallas que, que.... si quería le ofrecía el vientre para su hijo.
Muda. Ella pensaba como pudo decir que no comprendía sus poemas.
Muda. Se daba cuenta que todo ya habia sido escrito.
Muda. Miraba sus versos más sagrados que las escrituras.
Muda. Sentía el milagro de resucitar a los durmientes.
Muda. Gritando con el alma, ella volvía a la sublime Humanidad.
Muda. Miraba la cuna.
On 11:43:00 by MARÍA SERRALBA Sin comentarios
Creo, amigos, que, en este caso, sobran las palabras. Les invito a que lean este bello y desgarrador relato que un amigo ha querido compartir en "SECRETOS DE ESCRITORIO".
Estimada María, mi nombre es Vladimiro y soy español. Me gustaría aprovechar su espacio para compartir con todos ustedes mi historia, la cual escribo día tras día en la sencilla mesa que, a modo de escritorio, hice que me instalaran en mi habitación, de la cual no salgo desde hace años aquejado de una enfermedad.
Cuando mi padre me puso al nacer el nombre de Vladimiro, en honor de su ferviente ídolo político Vladímir Ilich Uliánov "Lening", nada hizo sospechar que aquel acto fortuito podría marcar el rumbo de mi vida.
Al desencadenarse la Guerra Civil en España, como sabrán, muchos niños fuimos separados de nuestras familias y alejados de las zonas en conflicto para salvar nuestras vidas, yo fui uno de ellos. Aunque un tanto mayor con respecto al resto, a pesar de contar apenas catorce años, fui enviado a Rusia junto a otros tantos niños y niñas que estaban en la misma situación que yo. Nuestra llegada al "país de las nieves eternas" como empezamos a llamar a aquel inhóspito lugar, donde ni la lengua ni la cultura era parecida a la nuestra, fue toda una aventura, alojándonos a nuestra llegada en un lugar más parecido a un palacio que a una casa. Lo primero que nos sorprendió, fue que muchos de nosotros nunca habíamos visto una biblioteca, y mucho menos como aquella, donde cientos de libros con preciosas encuadernaciones, se apilaban unos junto a otros a la espera de que alguien les echara una ojeada. Al principio nos pusieron profesores de lengua castellana y tuvimos clases diarias en las que se leía como librillo de prácticas a los grandes de la literatura española como: Francisco de Quevedo, Garcilaso de la Vega o Calderón de la Barca entre otros, los cuales habían viajado con nosotros, envueltos en papel de estraza, dentro de las maletas de nuestros profesores españoles. Al cabo de un año, ya empezábamos a leer un poco en ruso y a los dos años, todos sabíamos hablar perfectamente aquella extraña lengua, lo cual hizo que nuestros maestros españoles ya no fuesen necesarios y regresaran a sus ciudades de origen. ¡Ya somos rusos!, nos dijimos, aunque seguíamos echando mucho de menos a nuestros familiares y amigos.
En Rusia di mi primer beso a una chica, conocí el amor, y terminé casándome con una muchacha bilbaína de la cual tengo un hijo que se llama igual que yo, Vladimir y que ahora vive allí, en Moscú. Rusia me dio cultura, amor y esperanza, consiguiendo alcanzar una carrera de ingeniería que en mi país nunca hubiera sido posible bajo la precaria situación social y sobre todo, económica en la que vivían mis padres.
Pasaron veintidós largos años y a los 36 de edad volví hecho un hombre de nuevo a mi país y a mi cuidad natal. Nada y todo había cambiado. Todavía recuerdo el cortejo de bienvenida en la estación; mis padres -casi unos ancianos-, mi hermano -al cual no conocía debido a que nacería algunos años después que yo partiera-, y ningún amigo de la infancia, todos habían desaparecido o fallecido debido a la guerra. Después de aclimatar mis ojos a los colores de la primavera y mi piel, al calor del sol del medio día de mi tierra, al fin pude conseguir sentirme de nuevo en casa, a pesar de ello, todavía hoy, a mis 90 años, en ocasiones me pongo a leer sobre mi escritorio los viejos libros en ruso de tapas descoloridas que pude traerme entre mi escaso equipaje, como un preciado tesoro. El oler sus hojas trae a mi mente los recuerdos de aquella época, de aquel lugar y la añoranza de mis padres, cuyo amor por mí fue tan grande que prefirieron alejarme de su lado para que yo pudiera tener una vida, una esperanza y un futuro.
Gracias María por brindarme su espacio para contar mi relato y reciba un cordial saludo.
Vladimiro, un niño de la guerra.
sábado, 7 de enero de 2012
On 12:30:00 by MARÍA SERRALBA in InfoBlog Sin comentarios
Nos encontramos en época de rebajas y nuestra mente de forma autómata, sin que nadie le haya dicho ni enseñado que debe hacer, procesa los pensamientos que van enfocados a conseguir lo mejor al menor costo posible pero..., y en la vida, ¿hacemos también lo mismo?, es decir, ¿nos esforzamos en conseguir lo mejor evitando provocar a los demás el mínimo dolor posible?, ¿nos esforzamos en llevar hacia delante nuestras cargas procurando echarle una mano al que no puede sólo con las suyas?...
La vida también es como un gran almacén, donde en lugar de artículos sobre un stand, lo que nos ofrece al alcance de la mano, son retos a los cuales debemos enfrentarnos con distinto grado de optimismo (descuentos) y así hacer más livianos los obstáculos.
Hay personas que siempre buscan la etiqueta del 80% en todo, es decir, la del mínimo esfuerzo y con ella pretenden obtener lo mismo que el que utiliza la del 10% y se deja el 70% restante para dosificarlo en otras compras. También los hay contemplativos; esos son los que asqueados de la vida, se pasean por los pasillos de las tiendas en busca de nada, disfrutando al ver como los demás siguen luchando por sus metas y objetivos y en espera de que alguna migaja de éstos les llegue en su largo recorrido. Para estos no hay etiqueta de descuento que sea la adecuada, según sus teorías, todas están mal rotuladas y siempre encuentran algún error en lo adquirido.Ç
Las rebajas de la vida quizás sean las más duraderas y conflictivas. En ellas, también vale el madrugar dos horas antes para conseguir llegar a tu objetivo antes de que lleguen los demás y sobre todo llevar calzado cómodo, ya que se suelen hacer pesadas caminatas, pero a pesar de ello, mi consejo es no desfallecer y seguir buscando el artículo que, por su precio y calidad, se ajuste a nuestras posibilidades.
Aviso importante: a veces, el “comprar por comprar” (envidiar/avariciar) puede provocar agujeros (rupturas) en nuestro bolsillo (relaciones) por donde veremos perder los ahorros (sentimientos/relaciones) de toda una vida sin llegar nunca a recuperarlos nuevamente.
Un consejo de amiga: ser prudentes en vuestras compras de rebajas y hacerlo siempre con cabeza y siempre, volver a casa con algún detalle para un ser querido, ello os hará sentiros menos culpables de vuestro despilfarro.
María Serralba
viernes, 6 de enero de 2012
On 12:37:00 by MARÍA SERRALBA in LA TRASTIENDA Sin comentarios
Permitidme amigos que para iniciar con buen pie el año, os invite a leer una de mis pequeñas joyas de "LA TRASTIENDA", la cual atesoraba para momento como estos, donde la imaginación se niega a hacer su aparición y tan solo queda rebuscar en el baúl de los recuerdos. Leyéndola, me hace revivir aquellos instantes donde la pluma y la mente iban de la mano impulsadas por los sentimientos, unos sentimientos ajenos y bellos que me inspiraron a crear un mundo mágico y etéreo entre mi genio de la fantasía y yo.
<Querido genio imaginario, siento lo mismo que tú, cuando dices que ese pequeño mundo donde ambos nos envolvimos con rimas y prosas siempre sería nuestro. Lo cierto es que nunca imaginé que pudiera existir nada igual hasta que pasé a su interior y tras mover algunos libros te descubrí allí, tal como eras, incluso me aventuraría a decir, que te ayude en cierta medida a que tú también te descubrieras a ti mismo, muy a mi pesar, ya que ese hecho fue lo que aceleró tu partida.
Desde ese día, me conformé en deambular entre los anaqueles de las estanterías, rebuscando aquí y allá algo a lo que aferrarte para que no te desvanecieras de mi memoria, pero mis temores y mis dudas me traicionaron en el intento, logrando tan solo conservar tu etérea imagen en mis pensamientos por unos instantes, los mismos que iban tiñendo de lágrimas la letra pulcra y clara que trazaba mi pluma y que terminó por convertirlo todo en espesa bruma al cerrar tras de ti la puerta de nuestra trastienda por última vez.
¿Qué locura había hecho? -me pregunté una y mil veces al recordar, cuando ignorante, no quise escuchar tus consejos. ¿Por qué no dejé todo de lado y di el paso al vacio? ¿Indecisión?, ¿miedo a lo desconocido?
El transcurrir del tiempo ha respondido por nosotros a todas esas preguntas y a ese gran enigma que en tantas ocasiones nos habíamos planteado en silencio: ¿habría llegado a convertirse nuestra historia en una gran historia?
Al fin, yo sí encontré respuestas a mis preguntas, quedando atrapadas entre los libros que día tras día y a pesar del tiempo trascurrido, tú me habías ido deslizando por la rendija de la desvencijada puerta de mi buhardilla, con una anotación que decía: "estos son mis favoritos". De tu paradero, nunca más supe, ya que los años de silencio que nos separaron me cubrieron por entero de guirnaldas de pesares y desdichas, de noches de lunas viudas de un sol que ya no brillaba en mi ventana y de mustias campanillas que afloraban a doquier en mi jardín, pero al igual que las páginas de un libro que han de ser pasadas de derecha a izquierda para desvelar su trama, la vida siguió su camino para esclarecer nuestros destinos.
Una vez las cosas en su sitio -como tú bien me dijiste-, aunque para mí nunca llegaron a variar de lugar, marqué el punto y seguido de mi existencia y te dije: "te echo mucho de menos", no al genio ni al duende, ni al ser que con su mente había dado sentido a mi Universo, sino a las explosiones de ideas de nuestros retos literarios, a los matices de colores en los renglones torcidos de nuestra imaginación y a los susurros que envolvían las palabras de cada uno de nuestros versos en el eco adormecido de aquellos momentos.
Querido genio, ha pasado mucho tiempo desde aquello y ahora quizás ya no necesite de tu ingenio para crear un soneto, pero quiero que sepas, que aún te sigo queriendo>.
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«La fuerza inagotable que anida en mi interior, es la fuente de la que se nutre mi perseverancia por ver hecho realidad mi único deseo». Leimotiv de ©María Serralba
«Todo en la vida se puede llegar a lograr, tan solo es cuestión de TIEMPO, de DESEO, de ESFUERZO y siempre dotándolo con una generosa dosis de mucho AMOR». Da tiempo al Amor ©María Serralba
«Cuando la mente y el cuerpo están en perfecta sintonía, el ser humano es capaz de todo, y cuando esto no es así entonces... se puede esperar cualquier cosa de él». A la sombra de tu piel ©María Serralba
«En un mundo donde todo es sentimiento el sexo que tenga este carecerá de importancia». El Dios del faro ©María Serralba
«Todo el que se ensalza será humillado y el que se humille será ensalzado...». La estrella púrpura ©María Serralba
«Si la inspiración no viene a mí salgo a su encuentro a mitad del camino». ©Sigmud Freud
«Sin los escritores, aun los actos más laudables son de un día». ©José Augusto Trinidad Martínez (Azorín)
«Un autor de historias fingidas escribe el libro que quiere leer y que no encuentra en ninguna parte». ©Augusto Roa Bastos
«Existe una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad o la energía atómica y es, la voluntad». ©Albert Einstein
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