viernes, 23 de diciembre de 2011
Hoy tenemos con nosotros a una invitada de escepción, nada menos que del otro lado del charco. Os presento a la Librería EL TÚNEL de la ciudad de Buenos Aires, la cual ha respondido tan amablemente a mi propuesta de darse a conocer a vosotros a través de este micro espacio enfocado a la divulgación de la cultura que forman las LIBRERÍAS CON ENCANTO.
Hola María, un gusto enorme en contactarte, tu forma es muy cálida y eso invita a seguirte. Nuestra librería es de libros antiguos, primeras ediciones, curiosos y raros. Estamos en pleno centro de la ciudad de Buenos Aires y fuimos declarados patrimonio cultural de la ciudad por nuestro aporte constante a la cultura. Sería un gusto para nosotros que nos visites vos o tus amigos, será recibidos con la calidez que nos caracteriza. Saludos
Gracias por vuestra invitación amigos y por vuestra colaboración. Ya sabéis que quedáis emplazados en nuestra reseña de LIBRERÍAS CON ENCANTO DEL MUNDO.
Hola María, un gusto enorme en contactarte, tu forma es muy cálida y eso invita a seguirte. Nuestra librería es de libros antiguos, primeras ediciones, curiosos y raros. Estamos en pleno centro de la ciudad de Buenos Aires y fuimos declarados patrimonio cultural de la ciudad por nuestro aporte constante a la cultura. Sería un gusto para nosotros que nos visites vos o tus amigos, será recibidos con la calidez que nos caracteriza. Saludos
jueves, 22 de diciembre de 2011
En su local rectangular, tal como se aprecia en esta foto, esta céntrica librería nos ofrece un ámplio catálogo de ejemplares tanto a nivel científico como lúdico y didáctico, pero que mejor que ellos para que nos expliquen que podemos encontrar en Librería 80 MUNDOS que la hace tan especial.
Hola María, muchas gracias por tu propuesta. Somos una librería familiar que llevamos en funcionamiento 27 años, ofreciendo sobre todo calidad y servicio a nuestros clientes, atendiendo a sus necesidades de forma individual, próxima y con confianza. Todo esto, sin descuidar los avances tecnológicos, intentando ir de la mano de las nuevas tecnologías para poder llegar a un público más amplio. Por otro lado, tenemos una amplia agenda cultural, que la realizamos a través de nuestro FORUM 80 MUNDOS, en el que tienen cabida autores, músicos y poetas de nuestra zona. Esta actividad nos valió el reconocimiento en 2004, otorgado por la Generalitat Valenciana, a la Labor de los Librería en la Difusión del Libro. Y, bueno, somos personas a las que nos gusta lo que hacemos y disfrutamos compartiendo el gusto por los libros.Gracias y saludos.
Me voy a permitirme insertar un pequeño apunte personal a su favor. Cuando era tan solo una peque de uniforme, recuerdo el alivio reflejado en el rostro de mis padres, cuando íbamos en busca de "ese" libro que en el cole solían pedirte y que nunca se sabía el porqué no estaba disponible, pues bién, allí lo encontrabas siempre sin ningún problema.
Gracias a vosotros amigos por vuestra colaboración y quedáis emplazados en nuestra reseña de LIBRERÍAS CON ENCANTO.
martes, 20 de diciembre de 2011
On 14:45:00 by MARÍA SERRALBA in LA TRASTIENDA Sin comentarios
Quién no se ha encontrado alguna vez con una viejita de esas que permanecen sentadas en el portón de sus casas, horas y horas, observando al viandante y dejando que la vida se les escape con cada temblor de sus cabezas o repiquetéo de sus dedos.
Esta poesía está dedicada a una de ellas, la misma que en otros tiempos fue una persona joven con ilusiones y esperanzas como tú o como yo.
Esta poesía está dedicada a una de ellas, la misma que en otros tiempos fue una persona joven con ilusiones y esperanzas como tú o como yo.
*LA VIEJITA DEL PORTÓN*
Le llamaban la ancianita, la viejita del portón,
Contaba pues la leyenda que un buen día se encerró,
tras los muros de su casa después de su comunión,
que los niños la invitaban a salir de esa prisión,
que sus padres no querían, que debía vocación,
a los santos y a las santas que había en su habitación.
Ese día, aun pequeña, su padre la castigó,
a no pensar en los hombres ya que era perversión,
y de la mano despacio en su cuarto la encerró,
para que nunca sus ojos tuvieran tal tentación,
de pecar con un pecado al cual llamaban AMOR.
La ancianita cuando joven, la viejita del portón,
se la oía sollozar noche si y noche no,
suplicaba a sus padres, cuando al instante cayó,
achacada de temblores con fiebres y mal color.
Sus padres muy asustados llamaron a un mal doctor,
que le recetó unas friegas para bajar la hinchazón:
"Su hija no tiene nada, solo es un atracón,
de amores de madrugada e insolaciones del sol".
A la viejita dejaron vivir en su reclusión,
con un niño entre sus brazos fruto del cruel desamor,
de un moreno con perilla que una noche a su balcón,
se encaramó preocupado de los llantos sin control,
de una muchacha con trenzas bañadas de luz del sol.
La ancianita ya de adulta, la viejita del portón,
con los ojos entornados soñaba ser ruiseñor,
y volar entre tejados para alcanzar un halcón,
mientras sus pequeñas manos se aferraban con fervor,
a un viejo y bello rosario de pipas de girasol,
el que le diera su madre el día que falleció.
La viejita ya de anciana, la viejita del portón,
no tiene ya primaveras para borrar su dolor,
a través de los barrotes de su triste habitación,
cuenta noches y mañanas para reunirse con Dios,
el mismo que una mañana a su padre lo cegó,
creyendo que ella sería el fruto de su deshonor.
María Serralba
domingo, 18 de diciembre de 2011
On 14:58:00 by MARÍA SERRALBA in LA TRASTIENDA Sin comentarios
Sonaba el teléfono a las 5 de la madrugada; era Miguel, un amigo de la infancia que de manera desgarrada, me comentaba que estaba a punto de perder la relación con su gran amor y no sabía cómo decirle, con palabras, cuánto la quería. Cuando al fin consegui tranquilizarle, le prometí que haría lo que estuviera en mi mano para ayudarle. Colgué y me fuí derecha a mi ordenador. A la mañana siguiente, su pareja vió una nueva entrada en su blog. Ella siempre supo que esta poesía no era de Miguel, pero nunca se lo dijo, en lugar de ello, esa misma mañana fue a esperarle al trabajo y le respondíó con un fervoroso beso, como si él se hubiera pasado toda la noche escribiendo para ella. El amor todavía sigue vivo en ellos y yo soy feliz por haber contribuido a ello con mis versos.
*NAÚFRAGO DE AMOR*
Soy un náufrago de un barco, del barco de los amores,
qué un día llegó a tu orilla, repletito de pasiones.
Grandes velas desplegaba como promesas al viento,
cada una con un lazo donde decía, TE QUIERO.
Como timón, un anillo de estrellas del firmamento,
Como timón, un anillo de estrellas del firmamento,
y en el ancla, tu sonrisa, que me llegaba a los huesos.
En el vaivén de las olas, en el sonar de los truenos,
te llegaban mis palabras como susurros de un cuento.
Dormías entre mis brazos, gemías entre mis ensueños,
sin temor a la zozobra que producían los vientos.
Tras las tormentas, la calma, tras la calma,
el devaneo de dos chiquillos traviesos culminaron nuestro anhelo,
naciendo de las pasiones, los dos con amor vinieron,
a completar nuestras vidas llenas ya de descontento.
De la noche a la mañana y con recio fuerte viento,
el barco de mis amores zozobró entre cimientos,
ni mástiles, ni contrafuertes aguantan tales meneos,
y veo como la quilla de tu amor se va muriendo.
Intrépido y aguerrido como pirata maltrecho,
me afano por rescatar lo que aun queda de lo nuestro,
ya no hay sol sobre la tierra, ni estrellas, ni firmamento,
mi barco ya está perdido por los mares traicioneros.
Soy un náufrago de un barco, del barco de los amores,
qué un día llegó a tu orilla, repletito de pasiones.
María Serralba
viernes, 16 de diciembre de 2011
Un buen día, rebuscando entre mis poemas de juventud, me encontré este curioso relato que le enviaba a un buen amigo cuando pasado un tiempo, no tuve noticias de él.
De todas formas, hemos valorado su fidelidad hasta el día de la fecha y le hemos hecho merecedor de nuestro premio Galardón de Oro, que consiste en un último envío, por supuesto, los portes correrán por cuenta de la casa.
Por la presente siento comunicarle, que hasta encontrar a un cliente dispuesto como Vd. a llenar nuestros exquisitos tarros de palabras, la trastienda permanecerá cerrada.
Encontramos correcta su decisión de que, a partir de ahora, no requiera de nuestras exquisiteces, aunque a su vez lo lamentamos, ya que hace escasamente una semana recibimos una nueva partida que estamos seguros iba a ser de su agrado.
Este preciado artículo lo encontramos en el interior de una de las innumerables vasijas de melaza que solemos descargar en nuestros almacenes a diario, de cuyo contenido, tan solo llevan ávida cuenta los roedores que nos invaden "la trastienda" en horas nocturnas. Nos hemos tomado cierto atrevimiento en remover un poco su envoltorio e intentar atisbar a duras penas su contenido, ya que sabemos que, como buen entendido y conservador de las antigüedades más valiosas, una vez en su poder quedará recluida de la luz del día hasta llegado el momento en que Vd. considere oportuno desvelar su significado, no obstante le adelantamos que en su inscripción de la parte exterior, aparece con letras todavía legible, un códice de honor escrito en latín: “QUID PRO QUO”.
Le reiteramos nuestras escusas por el atrevimiento de haber abierto tan preciado envío, pero era tal nuestra curiosidad, que no hemos podido resistirnos a la tentación, rogamos nos disculpe nuevamente y sin más, pasamos a redactar lo que expone el pergamino que contiene en su interior:
<Dícese que en los tiempos donde Alejandría era cuna de civilizaciones y cultura, un pequeño velero zarpó agazapado entre la niebla, la que solo se vislumbra a la par de los primeros rayos del amanecer, encaminándose a tierras lejanas. Durante el trayecto de cien noches y cien días, un joven grumete iba tomando buena nota de todo lo que sus oídos escuchaban, ya que por ser casi ciego de nacimiento, el don de la vista le había sido nublado.
Menospreciado por los demás componentes de la tripulación, se mantenía casi entre tinieblas en la mayor parte del tiempo que duró aquel viaje, tan solo se hacía acompañar de un cuaderno y de un pequeño lápiz con punta roma que hacía las veces de puntero...>.
"Hermoso sol de mañana, sé que estás amaneciendo, que ¿cómo lo sé?, por que desde mi triste abrigo de nacimiento, siento que el vello de mi cuerpo ahora cubierto de rocío, va secando su apariencia y tiñéndome de pequeños fragmentos cristalinos de mi propio sudor.
Hoy he embarcado de nuevo en este navío mugriento, a penas con lo puesto, eso sí, conservo junto a mi corazón la medalla que me diste, mi lucero, tú, madre, que me llenaste de niño con tus colores todo un negro firmamento y ahora es cuando intento entre los sonidos del viento, ver como tu inmensa dulzura brota de entre las olas como delfines sedientos.
Te siento cercana madre, y no sé cómo ponerlo en esta libreta raída que entrelaza mi pensamiento con mi existir de agonía. Y te llevo muy adentro, como la sal que cada día penetra en mi cuerpo por los poros de una piel joven pero sin dueño. ¿Serás tú hoy mi lucero?
El resonar de un trueno, o el destello de un rayo es para mí un nuevo cielo. Mis compañeros preguntan el porqué de mi contento, pero... ¿quién puede explicarles que aunque vivo de recuerdos, los revivo cada día contigo, como timón y como remo?
Dicen que soy como el mar, profundo y lleno de quiebros; si el querer verte es pecado, pues ¡que se hunda el velero!
Sé que me oyen llorar, apenas 15 años tengo, pero siento como si mi alma se rompiera en cada quiebro.
¡Madre! ¿Dónde está usted ahora? Embarqué en este velero creyendo que usted sabría que zarpaba a otros mundos, y que usted me buscaría por el país de los hielos, sin embargo, hace años que sigo solo, triste y salado de cuerpo entero, sin esperanza, sin puerto donde amarrar este sueño.
¿Recuerda madre ese día que aquel rancio marinero le susurró a mis espaldas un silbido y un “lo quiero”? Yo supuse que sus labios no responderían a ello, sin embargo, a las dos horas, me vi envuelto en todo esto: el marino me cogía, usted, me empujó hacia dentro, y en lo que tardó la luna en cruzar aquel sendero, a cambio de unas monedas fui expuesto a sus juegos. "Quid pro quo”, él le dijo, sonriendo altanero, cuando al fin le devolvió a su hijo aun maltrecho. Usted bajó la mirada y sin dar vuelta a su cuerpo, me abandonaba a mi suerte con el pudor medio ciego.
Cuando alguien me pregunta si a mi madre la recuerdo, tan solo les digo a todos que, a usted, la lloro por dentro, que recuerdo su espalda y sus ojos que en un tiempo me hacían ver este mundo de colores y de sueños, ahora de aquellos tiempos tan solo queda el cuaderno y un lápiz con punta rota, mis únicos compañeros">.
Menospreciado por los demás componentes de la tripulación, se mantenía casi entre tinieblas en la mayor parte del tiempo que duró aquel viaje, tan solo se hacía acompañar de un cuaderno y de un pequeño lápiz con punta roma que hacía las veces de puntero...>.
"Hermoso sol de mañana, sé que estás amaneciendo, que ¿cómo lo sé?, por que desde mi triste abrigo de nacimiento, siento que el vello de mi cuerpo ahora cubierto de rocío, va secando su apariencia y tiñéndome de pequeños fragmentos cristalinos de mi propio sudor.
Hoy he embarcado de nuevo en este navío mugriento, a penas con lo puesto, eso sí, conservo junto a mi corazón la medalla que me diste, mi lucero, tú, madre, que me llenaste de niño con tus colores todo un negro firmamento y ahora es cuando intento entre los sonidos del viento, ver como tu inmensa dulzura brota de entre las olas como delfines sedientos.
Te siento cercana madre, y no sé cómo ponerlo en esta libreta raída que entrelaza mi pensamiento con mi existir de agonía. Y te llevo muy adentro, como la sal que cada día penetra en mi cuerpo por los poros de una piel joven pero sin dueño. ¿Serás tú hoy mi lucero?
El resonar de un trueno, o el destello de un rayo es para mí un nuevo cielo. Mis compañeros preguntan el porqué de mi contento, pero... ¿quién puede explicarles que aunque vivo de recuerdos, los revivo cada día contigo, como timón y como remo?
Dicen que soy como el mar, profundo y lleno de quiebros; si el querer verte es pecado, pues ¡que se hunda el velero!
Sé que me oyen llorar, apenas 15 años tengo, pero siento como si mi alma se rompiera en cada quiebro.
¡Madre! ¿Dónde está usted ahora? Embarqué en este velero creyendo que usted sabría que zarpaba a otros mundos, y que usted me buscaría por el país de los hielos, sin embargo, hace años que sigo solo, triste y salado de cuerpo entero, sin esperanza, sin puerto donde amarrar este sueño.
¿Recuerda madre ese día que aquel rancio marinero le susurró a mis espaldas un silbido y un “lo quiero”? Yo supuse que sus labios no responderían a ello, sin embargo, a las dos horas, me vi envuelto en todo esto: el marino me cogía, usted, me empujó hacia dentro, y en lo que tardó la luna en cruzar aquel sendero, a cambio de unas monedas fui expuesto a sus juegos. "Quid pro quo”, él le dijo, sonriendo altanero, cuando al fin le devolvió a su hijo aun maltrecho. Usted bajó la mirada y sin dar vuelta a su cuerpo, me abandonaba a mi suerte con el pudor medio ciego.
Cuando alguien me pregunta si a mi madre la recuerdo, tan solo les digo a todos que, a usted, la lloro por dentro, que recuerdo su espalda y sus ojos que en un tiempo me hacían ver este mundo de colores y de sueños, ahora de aquellos tiempos tan solo queda el cuaderno y un lápiz con punta rota, mis únicos compañeros">.
©María Serralba
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