martes, 16 de septiembre de 2014
Hola chic@s. ¿A qué no sabéis quién soy? Me llamo Mili, aunque mi hermana gemela, Pili, ya os habrá hablado de mí; espero que bien. Aunque somos gemelas no somos idénticas. yo soy un poco más alta que ella por que durante la fabricación, a mí me pusieron un taco de frenar mucho más chuli que el de mi hermana -hecho que todavía no me ha perdonado-, y eso, que llevamos toda la vida juntas, pero creo que eso lo lleva en la sangre, me refiero a lo de ser rencorosa de narices, clavadita a nuestro padre, que sirvió en el ejército como bastón de mando de un importante general.
Para que veáis lo rencorosa que es, sin ir más lejos, el día que nos terminaron y, a la vista de lo monísima de la muerte que había quedado yo y, lo bien, que, a secas, había quedado ella, cuando nos subieron en un camión para transportarnos al almacén distribuidor, ni corta ni perezosa, mi hermana no me dejó quitarme el plástico con el que íbamos envueltas, durante todo el trayecto, en tal de que nadie me viera, así que, casi me muero por asfixia. En otra ocasión, cuando nos pusieron en el escaparate, junto a otros artilugios para facilitar la movilidad de las personas con problemas, no sé cómo se las ingenió, pero justo en el momento que el dependiente nos iba a poner en el suelo, con nuestros palos cruzados, que es como mejor lucimos, hizo que este se tropezara con mi palo, cayendo ella justo encima mía. Me tocó aguantarla durante dos largas semanas hasta que, al fin, nos compraron, eso sí, nada más perder de vista la tienda y, al dependiente, que por cierto estaba buenísimo, le advertí que, o se ponía a dieta inmediatamente, o la próxima vez sería yo la que cayera sobre ella y la chafaría con ganas.
Volviendo a, quién es quién, deciros, que mientras que mi hermana es un poco fantasiosa, a mí, sin embargo, me gusta saber dónde piso, por cierto, hablando de pisar, hoy seré yo la que os cuente nuestra siguiente experiencia con María Serralba, nuestra excéntrica escritora y a su vez paciente, no de paciencia, sino de enferma, ya que la paciencia sigue brillando por su ausencia en esta persona.
"Cómo decíamos ayer..." Tranquilos, que no voy a remontarme a la época de Fran Luis de León, y mucho menos haceros ir a la Universidad de Salamanca, aunque no me vendría nada mal un viajecito, eso sí, en solitario, para desconectar de la cenizo de mi hermana, en verdad tan solo quería haceros memoria de las peripecias del primer día que pasamos con María, pues bien, el segundo día, nada más salir el sol, nos dimos cuenta inmediatamente que prometía y mucho.
Conforme la vamos conociendo, esta mujer nos da la sensación de que en lugar de cerebro lo que tiene es un programador dentro de su cabeza, lo digo, porque nada más despertarse, hizo uso de nosotras para ir al wc, aunque nos dejó aparcadas en la misma puerta y la cerró tras ella con un portazo. A partir de ese instante solo escuchamos brincos, ruidos, dos quejidos acompañados de dos palabras malsonantes, y el sonido del agua al vaciarse la cisterna. Al salir, nuestra amiga tenía cara de pocos amigos, se había pegado con el pomo de la puerta, y en su brazo izquierdo aparecía la primera muesca de la encarnizada batalla que había tenido lugar en el wc minutos antes, pero incluso con todo y con eso, nos cogió fuertemente con ambas manos y empezó a intentar andar con nosotras por la casa. Habéis visto alguna vez "Le cirque du soleil", donde sabes que la entrada te cuesta un dineral, pero hasta que no comienza el espectáculo no sabes lo que van a ofrecerte, pues bien, lo mismo sucede con María, pero a eso tenéis que añadir que los malabarismos son sin red.
Y nos adentró en el maravilloso y plácido mundo de la cocina. Un rectángulo de considerables dimensiones donde María parecía moverse a sus anchas, eso, antes de tener que utilizarnos a nosotras para sus desplazamientos. Ahora, sin embargo, parecía que le estorbábamos, ya que nos iba dejando en alguna aparte mientras que, con la mano libre, se apoyaba en la encimera de granito de la cocina para impulsarse con mayor fuerza, así pues, de la noche a la mañana nos vimos trabajando a tiempo parcial, cosa que no nos hizo ninguna gracia ni a mi hermana ni a mí.
-¡Mamá!, ¿quieres que te lleve el sillón de ruedas del escritorio?
Una voz masculina, la cual odiábamos considerablemente desde hacía ya tiempo, le gritó desde la lejanía esta curiosa sugerencia y María, al instante, acepto. El ruido de unos rodillos de goma llegaban hasta nosotras amenazantes y, con ellos, anexo, una silla con respaldo pendulante; era la butaca del estudio de María. Aquel objeto, súbitamente había cambiado de entorno, ahora formaba parte del mobiliario de la cocina y se había integrado en él a la perfección, pero... ¿y nosotras?, ¿qué iba a ser de mi hermana Pili y de mi a partir de ese instante?
Con nuestros ojos fuera de las órbitas y apoyadas de mala manera sobre la mesa de la cocina, donde minutos antes María nos había dejado, vimos como nuestra inquisidora era poseída por la pasión a la velocidad. Ayudándose por los asideros de las puertas, sentada sobre aquel artilugio maligno, se desplazaba de parte a parte del lugar sin miedo alguno. Habíamos sido relegadas a un segundo plano por la llegada de la tecnología y no había vuelta atrás. Inmediatamente, mi hermana y yo nos miramos con ojos felinos, y eso solo quería decir una cosa, que había que ingeniar un plan "B".
-Hay que fraguar algún plan para que María vuelva a contar con nosotras -le dije a mi hermana.
-¿La matamos a palos? -me respondió ella sin inmutarse, como siempre, tan extremista.
-No seas bestia, Mili, lo que hay que ver es la forma de que vuelva a confiar en nosotras.
-Pues eso, lo que yo te he dicho, nos caemos las dos de golpe encima de ella y verás que rápido se da cuenta de que con nosotras no se juega.
-Anda, anda, mujer, no digas estupideces, se nota que no te ha sentado nada bien el ver a tu amiga con la Ángela Merkel.
-Pues no, la verdad es que no me ha hecho nada de gracia. La muy zorrona me dijo que le dejase mi último abalorio de cristales, ya que iba a acompañar a Kristen Stewart, la de Crepúsculo, por la alfombra roja, y que luego me contaría todo lo de la Gala de los Oscars, pero en vez de eso, la tía se me va de viaje diplomático y ¡nada menos que a Alemania! y encima, con todos los gastos pagados, será cara. No hay derecho.
-Bueno, no te agobies, ya pensaremos en algo.
-Y si..., mientras ella va andando, una de nosotras nos nos encogemos y se da un morrón contra el suelo, seguro que lo conseguimos.
-Pero chica, que parte de la palabra "confianza" no has entendido. ¿Tú crees que propinándole una caída podría confiar en nosotros? Mira que estás mal de la cabeza, hermanita.
A partir de ese instante vivimos en un sin vivir, como decía Santa Teresa de Jesús. Por las mañanas María nos coge durante unos minutos, hasta que se mete en aquel recinto de velocidad y pierde el interés por nosotras. De hoy a mañana algo se nos ocurrirá. Ahora, de momento, volvemos a descansar asomadas a la terraza, como todas las tardes, mientras ella saborea su té y escribe a sus amigos del Facebook.
-Bueno, no te agobies, ya pensaremos en algo.
-Y si..., mientras ella va andando, una de nosotras nos nos encogemos y se da un morrón contra el suelo, seguro que lo conseguimos.
-Pero chica, que parte de la palabra "confianza" no has entendido. ¿Tú crees que propinándole una caída podría confiar en nosotros? Mira que estás mal de la cabeza, hermanita.
A partir de ese instante vivimos en un sin vivir, como decía Santa Teresa de Jesús. Por las mañanas María nos coge durante unos minutos, hasta que se mete en aquel recinto de velocidad y pierde el interés por nosotras. De hoy a mañana algo se nos ocurrirá. Ahora, de momento, volvemos a descansar asomadas a la terraza, como todas las tardes, mientras ella saborea su té y escribe a sus amigos del Facebook.
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«Todo en la vida se puede llegar a lograr, tan solo es cuestión de TIEMPO, de DESEO, de ESFUERZO y siempre dotándolo con una generosa dosis de mucho AMOR». Da tiempo al Amor ©María Serralba
«Cuando la mente y el cuerpo están en perfecta sintonía, el ser humano es capaz de todo, y cuando esto no es así entonces... se puede esperar cualquier cosa de él». A la sombra de tu piel ©María Serralba
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«Todo el que se ensalza será humillado y el que se humille será ensalzado...». La estrella púrpura ©María Serralba
«Si la inspiración no viene a mí salgo a su encuentro a mitad del camino». ©Sigmud Freud
«Sin los escritores, aun los actos más laudables son de un día». ©José Augusto Trinidad Martínez (Azorín)
«Un autor de historias fingidas escribe el libro que quiere leer y que no encuentra en ninguna parte». ©Augusto Roa Bastos
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