EL ORIGEN DE LAS HOGUERAS

Las fiestas de las Hogueras, como solemos llamarles los alicantinos, son unos días durante el mes de Junio, concretamente del 20 al 24, en los que se recuerdan algunas costumbres paganas de otros tiempos.


Como en todo asentamiento de civilizaciones, siempre hay algo de pagano y religioso en sus tradiciones, en este caso se entremezcla el culto al fuego con la cristianización bajo la advocación de Juan el Bautista, aunque también tendríamos que destacar el influjo que tiene la llegada del solsticio de verano, la proximidad de estas ciudades al mar, y la simbología purificadora del fuego y del agua.

En Alicante sus orígenes parten de una festividad agrícola donde se celebraba el día más largo del año, favoreciendo así la recogida de gran parte de la cosecha. Por otra parte, al caer la noche, una vez finalizada la jornada, se prendían hogueras cuyas llamas purificaban y alejaban los males de la tierra que sería de nuevo sembrada, pero según consta en los archivos, en el año 1822 ya se había trasladado esa costumbre a la zona urbana, y los ruidosos y molestos cohetes y petardos -recipientes cilíndricos de cartón rellenos de pólvora-, estaban presentes en esta celebración. Las "hogueras" en realidad eran restos de mobiliarios, maderos y todo tipo de objetos que estaban de más en las casas, así pues, se sacaban a las calles y se hacía con ellos una pira que terminaba por prender en llamas.

Entre los habitantes, los había que aprovechaban la ocasión para lanzar a las llamas muñecos con cierta similitud a alguno de sus enemigos, hecho que se fue propagando y de ahí surgió la figura grotesca del "ninot" como parte satírica y reivindicativa de injusticias que sufría el ciudadano por parte del consistorio o, a nivel social.

Desde aquellos tiempos ha pasado muchas cosas y también se ha notado cierta evolución en la fiesta y en su celebración, aunque, otras, siempre seguirán igual.