domingo, 13 de abril de 2014
A todos los que más o menos hemos crecido en un ambiente familiar católico, la festividad conocida como Domingo de Ramos es en la que se conmemora la entrada del mesías, Jesús de Nazaret en Jerusalén, dando paso a su pasión y muerte en la cruz, y al inicio de la Semana Santa, hasta ahí bien, pero… ¿qué pasa con la burrita?, por que para muchos también es “la procesión de la burrita” y es curioso, porque de la pobre burrita que soportó sobre su lomo a este bíblico y universal personaje, nadie se ha acordado nunca, y el “nunca” es la friolera de cientos de años.
<<Cuando se acercaban a Jerusalén, junto a Betfagé y a Betania, frente al monte de los Olivos, Jesús envió dos de sus discípulos, y les dijo: entrad en la aldea y luego que entréis en ella, hallareis un pollino atado, en el cual ningún hombre ha montado; desatadlo y traedlo. Y si alguien os dijere: ¿Por qué hacéis eso? decir que el Señor lo necesita, y que luego lo devolverá>>.
Y luego ¿lo devolvió? tal como dicen las escrituras. Y de ser así, ¿dónde fue a parar ese servicial pollino? Si tenemos en cuenta la fe que se profesaba a su “jinete”, hubiese sido de recibo que a esta criatura del Señor también se le hubiese cuidado de manera especial, es más, incluso se encontraría reseñado en algún incunable unas líneas haciendo referencia de su paradero, tras haber compartido ese momento tan importante de la Historia con el Mesías, pero no fue así, una vez más nos damos cuenta que los animales, a pesar de la labor crucial que hayan podido desempeñar en la Historia, siempre se les ha considerado como tales, animales.
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