sábado, 15 de febrero de 2014
On 20:46:00 by MARÍA SERRALBA in Describiendo una imagen Sin comentarios
¾
¡Valeria! ¿Sigues ahí?
¾ Sí
-La voz de su padre le confirmó que no
estaba en una pesadilla. Era la cruda realidad.
¾ Valeria, dime dónde estás. Mandaré al chofer a recogerte.
¾ Valeria, dime dónde estás. Mandaré al chofer a recogerte.
¾ Si,
si… un momento ¾ Valeria tuvo que pensar durante unos segundos
dónde se encontraba. Su estado no era el mejor cuando llegó la noche anterior.
Tras comprobar que la llave que estaba sobre la mesita de noche tenía la
información que necesitaba, contestó-.
Hotel “Castilla” papa, habitación 405.
¾
Está bien cariño, en unos minutos Antonio estará ahí.
No entendía nada. Si hubiera
sido al contrario quizás. Pero… Javier ¿muerto? Su mente no paraba de dar
vueltas intentando comprenderlo mientras dejaba el móvil sobre la cama. Se
quitó la toalla y comenzó a vestirse.
Apenas tuvo el tiempo justo
de enfundarse los tejanos y la blusa.
Cuando comenzó a secarse el pelo, llamaron
a la puerta.
¾
Señorita Valeria.
¾ Hola Antonio. ¿Puedes darme un par de minutos.
¾ Por supuesto. Esperaré fuera ¾ dijo el chofer cerrando la puerta.
¾ Hola Antonio. ¿Puedes darme un par de minutos.
¾ Por supuesto. Esperaré fuera ¾ dijo el chofer cerrando la puerta.
Valeria optó por recoger su
pelo en una coleta y metió de forma desordenada sus pertenencias en la maleta.
Si algo tenía claro en ese momento es que no iba a continuar en aquel
cuchitril. Abrió la puerta y dio un
último vistazo. No quedaba nada en la habitación. Sólo lágrimas derramadas. El chofer le cogió la
maleta y ambos bajaron en el ascensor.
En el coche Valeria seguía
sin dar crédito a lo ocurrido. La actitud de Javier le había dejado totalmente
descolocada, verlo junto a Luis le había producido asco y un profundo odio.
Pero cuando su padre le dijo que estaba muerto, notó cómo algo se quebraba en
su interior. Javier fue su primer amor, el único hombre al que quiso de verdad.
Pero la vida puede ser muy injusta y la clase social en la que ella se movía
imponía sus normas. Supo que Javier no encajaría. De pronto… una pregunta irrumpió entre los recuerdos ¿Qué demonios
estaba haciendo su padre allí?
El coche se detuvo de
repente sin darle tiempo a razonar. Había llegado a la casa donde sólo unas
horas antes su vida se desmoronó en un instante. El frágil equilibrio
conseguido a base de indiferencia, se había roto cuando el fiel de la balanza
se inclinó del lado de Luis.
Abrió la puerta y se abrazó a su padre que la esperaba en el zaguán. Un abrazo cálido que le transmitió seguridad y que le recordó cuanto los echaba de menos.
¾
Hola papa ¾
dijo Valeria mientras le besaba en la
mejilla.
¾
Hola cariño, cuanto me alegra verte ¾
contestó su padre volviéndola a abrazar.
¾ Será mejor que no subas. No es una escena agradable. Sé lo que apreciabas a Javier y es mejor que guardes el recuerdo de la última vez que lo viste.
¾ Será mejor que no subas. No es una escena agradable. Sé lo que apreciabas a Javier y es mejor que guardes el recuerdo de la última vez que lo viste.
La última vez que lo vi no
fue una escena agradable, pensó Valeria.
¾
¿Qué ha ocurrido? ¿Qué haces tú aquí? ¿Por qué no hay policía? ¿Y Luis?
Las preguntas se agolpaban una tras otra sin esperar respuesta.
¾ Tranquilízate Valeria. Luis no está aquí. Ni rastro. Recibí una llamada desde su móvil esta mañana temprano. Pero no era él. El interlocutor simplemente me indicó que debía venir aquí si quería descubrir lo que estaba pasando. Sin policía. Así que mis hombres están revisando el apartamento, comprobando alguna posible pista de lo ocurrido antes de llamar a la policía y asegurándose de que no es una trampa. Por un momento pensé que te había ocurrido algo Valeria. Y ahora contéstame a una pregunta ¿en que andaba metido Luis?
Para su sorpresa, aquella
pregunta no la desconcertó totalmente. Valeria sabía que su marido no era trigo
limpio y en el fondo sospechaba que cualquier día se vería envuelto en asuntos
turbios.
¾ No lo sé papa. Nuestra relación no podría decirse que pasara por su mejor momento. Como has podido comprobar, yo me marché de casa ayer noche tras discutir con Luis. Lo dejé a él y a Javier aquí vivos. A los dos ¾ Valeria prefirió no mencionar nada más.
¾
¡Señor! Alguien pregunta por usted al teléfono ¾ interrumpió la voz de uno de los hombres del
padre de Valeria ¾
dice que es muy importante.
Ambos se apresuraron a entrar en el piso. Valeria no pudo evitar desviar la mirada hacia la habitación, pero no consiguió distinguir nada. Su padre la atrajo hacia él con la intención de que también escuchara lo que aquella voz tenía que decir.
¾
¿Señor Muñoz? ¾
Dijo una voz grave y firme al otro lado del teléfono.
¾ Sí, soy yo.
¾ ¿Quiere volver a ver vivo a Luis?
Las preguntas se agolpaban una tras otra sin esperar respuesta.
¾ Tranquilízate Valeria. Luis no está aquí. Ni rastro. Recibí una llamada desde su móvil esta mañana temprano. Pero no era él. El interlocutor simplemente me indicó que debía venir aquí si quería descubrir lo que estaba pasando. Sin policía. Así que mis hombres están revisando el apartamento, comprobando alguna posible pista de lo ocurrido antes de llamar a la policía y asegurándose de que no es una trampa. Por un momento pensé que te había ocurrido algo Valeria. Y ahora contéstame a una pregunta ¿en que andaba metido Luis?
¾ No lo sé papa. Nuestra relación no podría decirse que pasara por su mejor momento. Como has podido comprobar, yo me marché de casa ayer noche tras discutir con Luis. Lo dejé a él y a Javier aquí vivos. A los dos ¾ Valeria prefirió no mencionar nada más.
Ambos se apresuraron a entrar en el piso. Valeria no pudo evitar desviar la mirada hacia la habitación, pero no consiguió distinguir nada. Su padre la atrajo hacia él con la intención de que también escuchara lo que aquella voz tenía que decir.
¾ Sí, soy yo.
¾ ¿Quiere volver a ver vivo a Luis?
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